martes, 1 de noviembre de 2016

Tercera sesión de Sir Gawain y el Caballero Verde




Las cacerías son tan directas, detalladas, minuciosas que, en el fondo, son enseñanzas de esa actividad. Éstas son unas muestras reales de lo que acontecía en aquella época, con sus costumbres y sus reglas. Además, se utilizan para hacer una analogía entre el placer que produce la cacería y el placer que produce el cuerpo -deseos carnales-. 
En cierta forma podemos encontrar en el texto una unión entre lo real -caza- y lo fantástico -dragones, salvajes, el Caballero Verde-; el otro mundo que es parte de la realidad que no es tangible.  

Gawain rechaza el anillo por dos cuestiones, primera, porque es una prenda muy costosa y él no tiene con que devolver el detalle, y, segunda, porque el anillo lleva intrínsecamente un compromiso mayor y que, por cierto, él no está dispuesto a aceptar. 
Ahora, nuestro caballero decide aceptar la prenda -no podrán matar al que la lleve por ninguno de los medios terrenales- porque tiene miedo hacia lo desconocido, su destino, que le aguarda en la Capilla Verde; además, por ello no se la entrega al señor del castillo.    
Lo anterior nos dice que nuestro héroe -arquetipo- se vuelve humano, y como humano tiene debilidades (miedo, traición, tentación).

El Caballero Verde no le da el primer golpe a Gawain, a propósito, porque quiere ver como su valentía y su lealtad flaquean -basta con observar como su hombros se estremecen-, como la de cualquier hombre.  


Considero que la actitud de nuestro caballero de culpar a las mujeres, a propósito, tiene que ver con que siempre es mas cómodo culpar a los demás de nuestras fallas, dejarle la responsabilidad a alguien más; es decir, yo no hubiese fallado de no haber sido porque alguien me saboteo, me tentó, me orillo a mentir. ¿Dónde está la responsabilidad de Gawain?

Sin duda que se puede observar un antes y un después de nuestro caballero, por ejemplo, descubre el poder “oscuro” de la mujer, es más consciente de su vida, sabe que hay fragilidad en los humanos, aprende a controlarse, es menos orgulloso. 

La enseñanza que se puede encontrar en la historia es, de hecho, que cuando los sentimiento tales como el miedo y el deseo se instalan constantemente en nuestra mente, por lo visto, éstos pueden hacernos perder la razón, por ende, dañar el espíritu, corrompernos. 


Sir Gawain y el Caballero Verde 

 Es indudable que cuando terminamos de leer un texto, una idea-semilla se instala en nuestro yo, pasando a formar parte del conglomerado de ideas que conforman lo que somos. Así, parte del mundo caballeresco que leímos en el escrito o una sola idea, por cierto, pasa a germinar en nosotros, nos cambia, en cierta forma. Y no es que la literatura nos haga mejores o viceversa, pero si nos permite conocernos mejor, saber cuales son nuestras virtudes y defectos, saber cual es nuestro camino, o por lo menos, vislumbrarlo.

Herman Hesse en su libro Demian plantea que para ser verdaderamente libres es necesario romper el cascaron-mundo (algunas ideas que nuestros padres nos inculcaron, la sociedad, los medios, la educación, etc). Así, nuestro caballero al destruir algunas ideas que él creía ciertas e inamovibles, a propósito, rompió un pedazo del cascaron y, de paso, se conoció mejor. 

Asimismo, el texto construye un mundo en donde la ficción y la realidad forman un sincretismo, el cual nos permite proyectarnos del mundo físico al intangible, al de las ideas. Porque la realidad y la ficción no son entes separados, sino que por el contrario se complementan. 
  
  
  
  
  

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