Considero que el comandante quiere que
Defred juegue con él algunas partidas de Intelec por tres cuestiones, primera,
con nadie más lo podría jugar, segunda, porque se encuentra prohibido, tercera,
para comenzar a establecer un pacto, un acercamiento.
En el lugar en donde se desarrolla la
historia, por cierto, se tiene prohibido cualquier demostración de afecto, de
amor, de carácter erótico, sexual. El único acercamiento que se les es
permitido es para procrear. Se ha tratado de eliminar parte de nuestra esencia,
de nuestros impulsos, de nuestra naturaleza, cabe resaltar, sin éxito. Un claro
ejemplo es el comandante.
El nuevo gobierno toma el control de
las compucuentas y los empleos de las mujeres, en el fondo, para aislarlas, que
no vayan a ningún sitio, que no puedan tener nada, para que los hombres tomen
el control.
La frase Nolite
te Bastardes Carborundorum la
escribió la anterior criada a Defred, uno, cual aliento para poder seguir
adelante en aquella prisión, dos, como un “grito” de lucha para las criadas
venideras, para la resistencia.
El nuevo gobierno quiere adentrarse en
lo más profundo de la vida de los habitantes de Gilead, a todo esto, para
perpetrarse en el poder, para vigilar que se sigan los cánones del régimen
teocrático, para evitar que surja el pensamiento disidente, para censurar ideas
que no comparte, para aplastar a los adversarios.
Con respecto a que, si sería posible
que surgiera algo parecido, creo que siempre existe la posibilidad, incluso ya existen
(han existido) regímenes totalitarios que han tratado de meter en un molde a
las personas.
Incluir a las esposas en La ceremonia
se supone que es para representar que son una misma carne, un mismo ser, pero
en realidad es para que éstas controlen el proceso, para vigilar que no lo
disfruten, que solamente cumplen con lo encomendado.
La relación que se da entre las
distintas mujeres que habitan la casa en donde está Defred, creo que es
superficial, de desconfianza, de envidia, de desprecio. Lo anterior se
encuentra relacionado con el hecho de que, precisamente, el régimen teocrático ha
creado esto para dividirlas, fragmentarlas, evitar que se unan contra el
opresor.