sábado, 24 de noviembre de 2018

Segunda sesión de Una modesta proposición



Para el autor del texto, en el fondo, es triste ver, más que saber que existen, a las mujeres con sus hijos harapientos y desnutridos deambular por las calles, verlos en la inopia. Porque uno puede tener conocimiento de que hay hambruna, desigualdad, falta de acceso a la salud, trabajo infantil, muerte, pero siempre desde la distancia emocional, no obstante ver los estragos de lo antes dicho, por cierto, te deja una sensación de malestar, una sensación de tristeza, un vacío dentro de lo profundo del ser.

Los chicos y chicas se transforman en mercancía que puede generar ingresos, trabajar, robar, después de los doce años, antes no, salvo casos excepcionales, porque no tienen la vivacidad, los conocimientos, la madurez cerebral, la fuerza, la resistencia para hacerlo. Los chicos antes de la adolescencia son vulnerables y frágiles.

Los lectores nos damos cuenta que el texto es una sátira, vale la pena decir, al analizarlo a profundidad, al “ver” entre líneas y descubrir que detrás de  las propuestas absurdas, grotescas, hay un toque de burla, ironía, humor ácido, además de hay una crítica hacia los terratenientes, de cómo se comen, literalmente, a sus peones, de cómo los jóvenes son “cazados” por el hambre y por la falta de oportunidades.
Ahora, si hay personas que creen en paparruchas, en cada cosa inverosímil, sin duda que habrá quienes, un tanto despistados, crédulos, lean el texto y se lo tomen en serio.

El autor nos presenta un ensayo cuya finalidad es criticar algunos de los males que le afectan a su nación, solamente. Porque entiende, con gran lucidez, que de nada sirven las “virtuosas” propuesta de los sabios, las buenas intenciones, las peroratas de siempre, las promesas de los políticos, la ley muerta en el papel, si no se ponen en práctica.

El autor utiliza la deshumanización por dos cuestiones. La primera tiene que ver con que es necesaria para los planteamientos de su modesta propuesta, para la economía de consumo que plantea, para que sea más fácil llevar a cabo (sólo basta ver la historia de la humanidad). La segunda es que es una crítica hacia los entes de poder que se benefician de dicha práctica para obtener cuantiosas ganancias.

Lo que muchas veces observamos en la realidad, en la vida, en la sociedad, es que hay personas que utilizan propuestas en apariencia buenas, más que para beneficiar a la sociedad, las usan para iniciar imperios, empresas, riquezas, etc.  Por ello el autor busca dejar en claro que él no tiene conflicto de intereses con su propuesta, que lo hace por un bien mayor.

El título de la obra utiliza la palabra “modesta” como una provocación, una burla hacia aquellas  propuestas virtuosas, elevadas, escritas por sabios, que se han quedado en el papel, en el discurso, en buenas intenciones, olvidadas. De qué sirve que sean modestas si no ayudan a trasformar a la sociedad. De qué sirve que sean modestas si solo se quedan en su burbuja.

El que el ensayo sea graciosos o no, de hecho, va a depender, según mi experiencia, de la construcción de la persona, de la personalidad, del sentido de humor.
Para mí sin duda que es gracioso por lo grotesco, absurdo, inviable, de las propuestas, y porque en el fondo se puede ver una crítica/provocación hacia los lectores.





miércoles, 21 de noviembre de 2018

Una modesta proposición



Siendo una persona que disfruta del humor –preferentemente acido, negro- por supuesto que el género de la sátira se encuentra dentro del contenido que consumo, ya sea en forma de ilustraciones hechas por moneros como Rius, en memes, películas, en textos literarios como Rebelión en la granja de Orwell o Corazón de perro de Bulgákov, los cuales por cierto leímos en el Aleph.
La razón por la que nos reímos de ciertas situaciones, cosas que nos indignan, temas delicados, tiene que ver con la necesidad de liberar, cual olla exprés, aquello que nos produce un estado mental de constante tensión, estrés. Además,  reírnos nos permite, inconscientemente,  trasmutar lo “malo” en algo más placentero. Reírnos nos permite, de cierta forma, seguir adelante ante la brutalidad de la cotidianeidad.
Sin duda que hay personas que están más predispuestas a disfrutar la sátira, aquellas que no se ofenden tan fácilmente, aquellas que no se desgarran las vestiduras ante la brutalidad de la vida, aquellas que con el tercer ojo producto del conocimiento y del raciocinio pueden ver entre líneas, ver más allá, aquellas que entienden que el mundo no es dicotómico sino una paleta de colores, aquellas que entienden que no sólo el enojo puede llevar a la acción.
Creo que el hecho de que haya temas prohibidos para reírse, más que algo establecido,  va a depender de la persona en cuestión, de su personalidad, de su salud mental, de su cosmovisión, de su ética, etcétera. Así, habrá quienes se rían de la desgracia de otros, de asesinatos, de violaciones, del odio, mientras que otros seremos más selectivos, pensaremos antes de actuar.