Con respecto a, la hipotética visita a
la gitana que le atina a toda las predicciones, si fuese verdad, más que
temeroso, curioso, sorprendido, de hecho, me sentiría decepcionado de la
existencia de los seres humanos, porque no seriamos más que simples títeres que
siguen lo que ya está escrito, sin opción a elegir.
Hace algunos años, por supuesto, era
supersticioso, como muchas personas de nuestra cultura, que si se rompía un
espejo, mala suerte, que si se caía la sal, mala suerte, que si una limpia con
vainilla para alejar las malas vibras, que si un amuleto bendecido para que ya
no me robaran, etc., no obstante, poco a poco fui agrietando, destruyendo
muchas ideas, construcciones, y en la actualidad trato de analizar las cosas
sin la intervención de la superstición, la magia, lo sobrenatural.
Por lo que se refiere al desarrollo de
nuestra historia, si ya fue escrita previamente (se han cometido atrocidades
bajo este argumento) o si nosotros la moldeamos, coincido más con la segunda
opción, ya que considero que las decisiones que elijamos nos van a dirigir
hacia determinado rumbo, las acciones que realicemos generarán determinadas
reacciones. Sin embargo, habrá, muy seguramente, circunstancias en las que
nuestras decisiones no sean más que una pequeña parte, pues influirán otras
variables sobre las que no tenemos control.
Las sociedades complejas, las humanas,
a través del tiempo desarrollaron mecanismos para convivir, para que las cosas
no se fueran al traste. Una de aquellas herramientas es una voz que escucha
nuestra mente a la hora de actuar, la cual se nutre de las normas y leyes y de
la moral en turno. Así, aunque una persona no sea juzgada físicamente por la
sociedad, por las autoridades, cuando comete un acto indebido, ella sabe que es
mala, que es un criminal. Ahora, de ahí a que tome sus consejos, rectifique, se
sienta fatal, etc., existe un gran trecho, primero, por su sesgo, segundo, por
que las personas a todo se acostumbran.