viernes, 11 de noviembre de 2016

Primera sesión de Casa de muñecas



Para empezar, la teoría, en muchas ocasiones, no se sustenta con la realidad. Ahora, hay un montón de escritos que dicen que ante la ley hombres y mujeres son iguales, que la justicia es imparcial, que es ciega, pero sabemos de sobra que no es así. Sabemos que en muchas sociedades ser mujer trae consigo menos oportunidades, miedo a que se les asesine, se les desaparezca, menores salarios, mayor presión social, etc. Por ejemplo, se castigan como delitos menores las violaciones en Sonora, Campeche y Baja California, no obstante, si el violador se casa con su victima, es muy probable, que se le indulte. Vaya locura. 

 Lo qué hombres y mujeres somos y cómo nos comportamos, más que tener una relación con la naturaleza, tiene que ver factores sociales y culturales, clichés, estereotipos y roles de genero. Así, el qué un hombre o mujer sea más/menos sensible, cariñosas, agresivos, ambiciosas, es por lo antes dicho, y no porque los hombres son de Marte y las mujeres de Venus; es decir, las diferencias que constante vemos reproducidas no proceden de diferentes cerebros, sino de las ideas que se implantan en él. No obstante hay personas que se atreven a romper el cascaron, mujeres que incursionan en deportes de contacto -territorio considerado masculino-, hombres que se demuestran cariño, etc. 

  La idea de que el hombre es el protector y el proveedor de la mujer, y que ésta debe ser obediente y servicial para con éste, surge derivada de un sistema patriarcal, el cual asigna un rol a cada integrante de la sociedad. En dicho sistema al hombre se le considera fuerte y capaz mientras que a la mujer incapaz y débil; por ello se alienta a las mujeres a tener un hombre a su lado. Sin embargo dicho sistema ha comenzado a tener fisuras, ya que las mujeres han venido cuestionándolo desde diferentes frentes, acciones y campañas. Derivado de ello, ahora hay mujeres protectoras y proveedoras de la familia, mujeres en puestos de mando, mujeres conductoras, boxeadoras, raperas, constructoras, peleadoras, etc. 

 Si bien vivimos en una sociedad que está conectada entre diferentes nodos (personas), y que a cada acción corresponde una reacción, creo que se puede dar el caso, por un lado, de que alguna persona que haya cometido alguna acción mala, sus hijos terminen pagando por ello, sin embargo no creo que sea una generalidad pues influyen muchas variables. Además, la vida no es muy justa que digamos, ya que hay mujeres y hombres que han luchado por justicia y, a propósito, se les ha asesinado, mientras que los criminales gozan de impunidad.  
  

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