Hay una frase muy conocida
que dice que los ojos son las ventanas del alma, que a través de ellos se puede
observar el interior de las personas. Analizando la frase, no estoy de acuerdo.
Creo que si se quiere conocer a una persona como realmente es, es necesario
conocer sus acciones, pues los hechos “hablan” por si solos.
Así pues, nuestros ojos nos
sirven para ver la realidad que hay a nuestro alrededor; podemos ver los
objetos, las montañas, el cielo, la mar, incluso las acciones de otras
personas. Son un punto clave para entender un sinfín de cosas que nos intrigan
y asombran. Además, nos permiten ver la belleza de la Tierra y el universo. Son
pequeños telones para un escenario tan inmenso. Es entendible que si los ojos
nos permiten ver la realidad, y si no se quiere que se vea, se nos quiten y se nos
pongan unos artificiales, cual si fuéramos un peluche o un muñeco de trapo.
A propósito, creo que la bruja
no tiene ojos humanos porque no es humana, es una especie de arácnido que se
alimenta de la esencia de las personas. Bueno, hasta su sangre es diferente a
la nuestra, ya que la de ella es negra, cual si fuera ponzoñosa, mala.
Hace ya algún tiempo leímos
el libro de Historia del Rey Transparente,
en donde al final de la historia nos enteramos porque se llamaba así. Bien, pues
resulta que en dicha historia, las cosas estaban desapareciendo poco a poco
porque todos mentían, por tanto, como las palabras estaban perdiendo su
significado, las cosas también. Por ello el Rey fue a ver a un dragón, el cual
le dijo que la solución estaba en el silencio, es decir que todos se tenían que
tragar sus mentiras para que las cosas fundamentadas en palabras volvieran a
aparecer. Y es que nuestra realidad está hecha de palabras, pensamos con
palabras, lloramos con palabras, amamos con palabras, creamos con palabras,
etc. Y cada palabra tiene un significado. En cierta medida nuestro cerebro es
como una gran enciclopedia, y como tal, cada palabra necesita un significado,
pues con base en ese significado, nuestra masa gris se va a explicar la
realidad, el mundo. Lo mismo pasa con
los nombres de las personas, ya que nuestra mente necesita una palabra a la
cual irle añadiendo una serie de características y un significado.
En primer lugar, me parece
que la bruja representa lo deseado. Pues en ocasiones pensamos que seríamos más
felices y contentos si tuviéramos todo lo que anhelamos, la verdad es que no
siempre es así, como podemos leer en la página 74:
-Realmente no lo entiendes, ¿verdad? –repuso-. No quiero tener todo lo que deseo. Nadie lo quiere, no de verdad. ¿Dónde estaría la gracia si tuviese todo lo que quiero? Es eso y nada más, ¿y después qué?
En segundo, la bruja
representa el amor posesivo, ese que hace que vuelvas un objeto a la persona
amada; ese que hace no te importe lo que sienta, sus necesidades, sus sentimiento,
mientras este bajo tu control. Y estas dispuesta (o) a hacer lo necesario para
que siempre este a tu lado, sin que te importen los métodos empleados, ni las
consecuencias.
Considero que la señorita
Spink sabía o había escuchado historias y rumores sobre los tres niños
desaparecidos. O, quizá había notado un ente extraño vagando por los alrededores
días antes de las desapariciones, y esa piedra asusto al ente. O, tal vez la
señorita Spink era una bruja buena, y por ello sabia como podía combatir a su némesis,
porque ante todo debe prevalecer la dualidad, el equilibrio.
Reflexión.
El libro aborda temas que están
presentes en la actualidad, como la soledad en la que crecen niños y niñas
porque sus padres tienen que trabajar para brindarles lo necesario (en
ocasiones de más), lo anhelado, los riesgos de vivir, la valentía de hacerle
frente a los problemas, la sabiduría que nos deja esto.
En ocasiones los adultos
pasan mucho tiempo trabajando en la computadora, tanto que se olvidan que
tienen hijos que requieren atención. Además, piensan que la escuela es la
encargada de educarlos, cuando es el hogar en donde se les debe de educar. No
obstante, también hay papás y mamás que son responsables.
También hay niños y niñas
que piensan que sus padres no les prestan mucha atención, que no los quieren,
que lo más importante es su trabajo. Sin embargo sólo hace falta ver las cosas
desde otra perspectiva para entender que estaban equivocados.
Ah, por cierto, fue
grandioso que después de tres años el libro me encontrara.