viernes, 26 de abril de 2019

Tercera sesión de Tratado de culinaria para mujeres tristes



La forma en la que el autor colombiano retrata la violencia que se vive en su país, en la página 48, es muy similar a la que podemos presenciar y vivir diariamente por acá. Vivimos en un país violento, horrendo y egoísta, en el que todos los días se respira el olor a muerte, a sangre, a dolor, a injusticia. Y tal vez podría sonar como algo extremo, tal vez no se quieren ver las cosas como son.
Ahora, decir que toda Latinoamérica es triste, considero que es algo desproporcionado, ya que, como cualquier otro continente, país, cada sitio tiene sus pros y sus contras, sus luces y sus sombras, sus ángeles y demonios.

Pues bien, considero que la idea de que la mujer puede resultar “curativa” para otros, por cierto, parte de la concepción romántica que durante mucho tiempo se ha concebido sobre ésta (idealizándola). Las mujeres, cualquier persona, no tienen la responsabilidad de curar a alguien, que siendo adulto, que sabe la diferencia entre el bien y el mal, que tiene lazos afectivos, no se haga cargo de su vida, de sus responsabilidades, de sus adicciones.

Las palabras mágicas y los rezos son similares, en cierta forma, porque lo que se busca al decirlos, en el fondo, es la intercepción de algo más elevado, algo invisible, algo más poderoso, algún ente, que cumpla con nuestras peticiones, que nos ayude, que nos cambie o que cambie la “realidad”. Y, si el libro busca “ayudar” a las mujeres, todo el apoyo es bienvenido, por ejemplo, los rezos.

Primero, si bien el libro nos dice poéticamente que las mujeres se curan con magia, estoy seguro de que ni ellas ni ninguna persona, con distintos problemas, se sana de dicha forma. Segundo, hombres y mujeres nos curamos de la tristeza, temporalmente porque siempre estará presente, utilizándola como motor, haciendo ejercicio, hablando, saliendo con amigos, reflexionando, con grupos de apoyo, con ayuda especializada.

Con respecto a la actitud del autor con las lectoras, de hecho, en algunas ocasiones tuve la impresión de que trataba de ponerse en su lugar de forma artificial, de forma paternalista, con cierta superioridad.

Tratado de culinaria para mujeres tristes

En el texto que leímos en esta ocasión si bien el autor nos trata de describir distintas circunstancias que causan tristeza en las mujeres: la soledad, el matrimonio, los celos, la vejes, etc., usando un lenguaje poético y la experiencia de haber crecido con seis mujeres, creo que, por un lado, éste solamente rozo superficialmente la “mente” femenina, por el otro, sentí que estaba dirigido a mujeres de otros tiempos.   







viernes, 19 de abril de 2019

Segunda sesión de Tratado de culinaria para mujeres tristes



Con respecto a la opinión concuerdo con, uno, que no se puede estar feliz, tranquilo, todo el tiempo, porque hay situaciones que nos van a hacer enojar, poner tristes, intranquilos, etc., es una consecuencia de ser seres emocionales y de vivir en sociedades complejas, con gente estúpida, agregaría; me es imposible imaginar a una madre en busca de su hija desaparecida estar tranquila no sabiendo que fue de ésta. Dos, dejar de idealizar ciertas cosas, personas, situaciones, que nos han repetido muchas veces que nos completarán, llenarán, nos harán felices.
Ahora bien, hay que destacar que de acuerdo al texto que estamos leyendo, creo que si hay una carga más fuerte hacia las mujeres por ser, demostrar, aparentar que son felices.

Cuando pienso en una mujer triste se me viene a la mente aquella historia en donde una mamá buscaba a su hija que nunca llego de trabajar. Recuerdo nítidamente como narraba los sinsabores de exigir justicia. Recuerdo los gestos de su rostro, una mirada vidriosa, cuando narraba las amenazas que recibía por buscarla. Recuerdo ese dolor, esa tristeza, esa desolación que transmitía, que te destrozaba, literal. Esa imagen la tengo impresa en mi mente.

Vale la pena decir, como bien lo menciona la pregunta, que varias de las recetas están relacionadas con lo que genera el factor “hombre” en las mujeres. Si bien varias de las ideas siguen vigentes en algunos hombres o mujeres, considero que hay personas, en menor grado, que se sienten bien estando “solas”, que su felicidad no depende de quien se va y quien llega, que su vida no gira entorno a buscar pareja.
Independientemente de los puntos que toca el narrador sobre el matrimonio, la soltería, o de lo que recomiende, considero que cada persona es responsable hacia donde dirige el rumbo de su vida, para que después no culpe a los demás de sus expectativas. Al menos yo ya estoy cansado de los idiotas que no se hacen responsables de sus decisiones, siendo adultos, de sus errores, y que se la pasan desgarrándose las vestiduras.
Los tiempos en que las alternativas para las mujeres eran el matrimonio o la soltería, de hecho, quedaron atrás hace un rato para muchas. Pues cada vez más mujeres han ido abriendo camino para que otras elijan lo que quieren ser y no lo que les quieren imponer. No obstante falta un largo camino por recorrer.
Por último, es absurdo creer que una mujer, exclusivamente, se vaya amargando por no casarse, ya que puede haber muchas causas que moldeen su carácter, como una vida difícil, una violación, la perdida de algo valioso, situaciones duras, etc. Dichos mitos surgen cuando los individuos no cumplen con los moldes de la sociedad, cuando no cumplen su papel designado. Sin embargo, cuando varias mujeres rompen con un molde, en el fondo, la sociedad avanza.



viernes, 12 de abril de 2019

Primera sesión de Tratado de culinaria para mujeres tristes



Los libros de superación personal son tan populares y vendidos porque, uno, por cómo nos los venden, cual panacea milagrosa, dos, porque saben aprovechar el hecho de que muchas personas ante una ruptura amorosa, una muerte, una perdida, depresión, etc., van querer encontrar fórmulas de diez pasos que solucionen sus problemas, su dolor. Cuando hay cosas que requieren tratamientos más complejos, más especializados.

La asociación que generalmente se suele hacer entre las mujeres y la magia en la cultura popular, en realidad, es mala. Siempre se retrata, o en la mayoría de los casos, a éstas como brujas, como seres ligados al mal, que buscan crear caos, esparcir la oscuridad.
Ahora bien, considero que la principal diferencia que se suele hacer entre un mago y una bruja, es que al primero se le puede catalogar entre bueno y malo, hay dos opciones, mientras que a las brujas, arbitrariamente, se les encasilla en lo negativo.

En el momento actual, de hecho, me atrevería a decir que las mujeres tienen algunas preocupaciones diferentes a las de los hombres, se puede palpar en el ambiente, en las redes sociales, ya que constantemente se les puede “ver” preocupadas por el acoso callejero, por las desapariciones, por los feminicidios, por salir de fiesta y ya no regresar, por la toma de decisiones con respecto a su cuerpo, por el machismo, por las violaciones, por la falta de justicia.
Con respecto al Índice de felicidad 2018, el cual nos sitúa en el lugar 24, diría que no necesariamente, exactamente, refleja el estado de ánimo de los mexicanos, ya que, primero, como bien lo plantea la pregunta, las personas contestan lo que creen que el otro quiere escuchar, segundo, la felicidad no es un estado constante, y si lo fuera perdería su valor positivo, tercero, la felicidad se vería reflejada en la sociedad, en las calles, y solamente puedo palpar desconfianza, miedo, cierta sensación de que las cosas no marchan bien.
Por último, con respecto a la felicidad hace algún tiempo leí en voz de alguno de los heterónimos de Fernando Pessoa, obviamente parafraseándolo, que ésta se vive no se expresa ni se racionaliza, porque en el momento en que se hace lo segundo, en el fondo, el cerebro nos va a llevar por caminos enmarañados que nos van a llenar de sensaciones contrarias.

Ser cursi sin duda que es,  según mi definición, alguien a quien le gusta aderezar todo con exceso, saturando con sus acciones, poemillas baratos, demostraciones sobradas.

Sin duda que existe un rechazo, falta de comprensión,  hacia varios sentimientos con cierta carga negativa como la tristeza, ciertas enfermedades mentales, por lo que muchas personas no hablan, no se expresan sobre el asunto y, por tanto, prefieren ocultarla bajo la falsa mascara de la alegría, del todo está bien, hasta que el asunto explota.