En el inicio del libro se
nos dice que un lenguaje nuevo surge cuando se cuestionan cosas que se daban o
que se creían inamovibles. La escritora en este libro cambia los papeles
tradicionalmente atribuidos a hombres y mujeres, (mamá Elena y el papá de
Pedro) logrando romper un estereotipo, cambiar un lenguaje. Porque está muy
marcado en la sociedad que quienes suelen abogar por los sentimientos son las
mujeres, mientras que los hombres optan por cuestiones prácticas. Incluso hoy
en día, la sociedad sigue repitiendo los mismos patrones. Se dice que para que
cambie un aspecto cultural en una sociedad que lo ha venido repitiendo una y
otra vez, es necesario que pase mucho tiempo.
Ah, y que la gente se sumerja en el conocimiento, porque el conocimiento
nos empodera, abriéndonos nuevos horizontes.
Me parece que los extremos
nunca son buenos ni saludables. Si bien, considero que la amabilidad es
necesaria para convivir en la sociedad, también creo que es necesario ser una
persona crítica. Pues no se puede ser amable con un individuo que trata de joderte la vida. O ser
amable con las personas que cada fin de semana arman un escandalo, y que les
importa un carajo el descanso de las demás. O con los políticos -ponga
cualquier nombre aquí-. O con una madre represora y dictatorial. En ocasiones
es necesario asesinar a la niña (lo que le han dicho, moldeado, acostumbrado,
hecho creer), para dar paso a la mujer.
Con respecto a la pregunta
de que si los mexicanos utilizamos demasiado los ademanes, o no, realmente no
me había puesto a reflexionar, pero me pareció muy interesante. Así pues, me
puse ha investigar un poco para saber que había detrás. Encontré la opinión de
un diseñador de interiores que decía que nuestra sociedad es barroca, que
bastaba mirarla y analizarla para darse cuenta. Por consiguiente, este exceso
de adornos se trasminaba hasta nuestra
manera de expresarnos. Otra persona decía que los mexicanos son muy dados a “cantinflear”,
es decir, hablar mucho y decir poco o nada, y que este exceso de palabras iba
acompañado por muchos movimientos. Entre otros. Esta claro que hay varios
puntos de vista que apuntan a que los mexicanos tienen un gusto por los
ademanes excesivos, no obstante, esto no quiere decir que se aplique para todas
las personas, porque como hemos visto en sesiones pasadas, nunca es bueno generalizar.
Penélope teje y desteje el
sudario por dos razones, la primera para preservar su castidad mientras su
marino no está, la segunda es para retrasar
la toma de decisiones (elegir a un pretendiente). Ahora, no sé si Tita quiera conservar su
castidad para su gran amor, Pedro, pues me es difícil concebir que una persona
solamente ame una vez. Las personas cuando terminamos una relación sentimental,
juramos que no volveremos a amar a alguien con la misma intensidad, y con el
paso del tiempo volvemos a amar. Incluso conocemos a alguien que supera, o no,
al ser amado pasado. Creo que más bien, Tita teje y teje para no pensar en la realidad
en la que está; Tita teje y teje esperando la muerte de su mamá; Tita teje y
teje esperando esperanza; Tita teje y teje esperando al amor; Tita teje y teje
esperando que el miedo se aleje; Tita teje y teje esperando la libertad.
Un tiempo tuve una gata. Un
día atrapó una paloma, ésta luchaba por sobrevivir en el hocico del animal, sentía
los dientes y las garras penetrándola lenta y dolorosamente. Sus ojos
reflejaban muerte y miedo. No sabía si intervenir, pues sabía que estaba en su
naturaleza cazar, pero es bien distinto e intenso ver la danza de matar para
vivir. No pude más, y se la quite. A los cinco minutos, la gata ya traía otra
presa, un pájaro. Ese día comprendí que los lugares y las acciones hacen que la
vida tome determinado rumbo. Porque qué sería del pájaro si no le hubiera
quitado la paloma. O si ese día no hubiera dejado salir a la gata. Por lo tanto, creo que si la historia de Como agua para chocolate se desarrollara
en el D. F., la historia tomaría otro rumbo, ya que hay variables propias de
cada lugar.
Tita creó un vinculo muy
fuerte con su sobrino, ya que fue ella quien lo trajo al mundo, quien lo cuidó,
quien lo alimentó. Cuando éste murió, se dio cuenta de que su abuela tenía
cierta culpa, pues gracias a que era una persona muy cerrada y dictadora, nunca
le pudo decir que era ella quien lo alimentaba
con su leche, y que el niño no comía otra cosa. También comprendió que estaba
sola, que la razón por la que se ocupaba con ahínco de los demás, es porque no
quería aceptar que la vida que uno decide vivir, hay decisiones que solamente
nos pertenecen a nosotros. Hasta cuando no elegimos, estamos eligiendo, bueno,
en ciertas cosas.