viernes, 26 de enero de 2018

Tercera sesión de El fantasma de Carterville



Sin duda que el personaje de Virginia es diferente a los demás miembros de los Otis, ya que ella, al parecer, muestra empatía por el fantasma, capacidad que le permite tratar de entender una realidad distinta y, por tanto, intentar ayudarlo. A todo esto, también es la única miembro de la familia que tenía miedo y ganas de llorar por las ocurrencias de Don Simón.

Si retomamos la conversación entre Virginia y Simón, caramba, sin duda que se inclina más a la tragedia. Imagínate que un día descubres que la única razón de tu existir se esfuma, pues entrarías en una crisis existencial muy fuerte, tu vida perdería sentido, lo único que te quedaría es morir pero como no puedes, de hecho, te quedarías en un loop infernal. Que horror.

Con relación a las razones que le impiden detenerse al fantasma, uno, éste no lo puede hacer porque lleva trescientos años haciendo lo mismo y no sabe hacer otra cosa o ya se le olvido, dos, el cambio le produce incertidumbre, miedo, sentimientos que lo mantienen anclado, tres, es su fin, cuatro, pesa sobre él una maldición por haber asesinado a su esposa.

Ahora bien, los fantasmas existen para mostrarnos que hay un limbo entre la vida y la muerte en el cual se puede llegar si se obra mal, además de que uno se la va a pasar no tan bien; para enseñarnos, darnos una lección, dejarnos un mensaje sobre determinado asunto; quizá, para mostrarnos la parte sucia que hay en nosotros; para mirarnos en un espejo.

Un momento en el cual la familia sintió miedo, vale la pena destacar, sucedió cuando Virginia reapareció después de estar “perdida”, como se puede leer en la página 42: Toda la familia la contempló muda y aterrada… Esto se debe a que cuando algo le sucede a tu familia cercana, de hecho, todo
adquiere otra dimensión, otro significado.

El objetivo principal del autor es contrastar varias cosas, de entrada, las diferentes formas de pensar que se dan entre los gringos y los ingleses, unos prácticos, independientes, modernos, consumistas, los otros mas recatados, tradicionalistas, arcaicos. También la dualidad que hay en el mundo y que, de alguna manera, se complementa: vida y muerte, juventud y vejez, belleza y fealdad, bueno y malo.

Virginia no le cuenta a nadie lo que vio del otro lado según mis conjeturas/especulaciones, en realidad, porque presencio algo que rebasa el entendimiento humano y las palabras no le hacían justicia, o bien porque, en el fondo, lo que sucedió es algo íntimo (de carácter amoroso, quizá sexual), muy personal.
 
Dos personajes de la lectura que leímos en esta ocasión fueron mis predilectos, el primero es el fantasma pues, a propósito, me recordó al personaje del “Coyote”, aquel que no se podía tragar al “Correcaminos”, y yo deseaba que por una vez lo venciera; el segundo es Virginia, ya que enfrentó, conoció las causas y le tiro paro al desgraciado.


El fantasma de Carterville

El texto que leímos en esta ocasión en un inicio, por alguna extraña razón, tenía la idea de que la historia se trataría de un fantasma que haría todo lo que estuviese a su alcance para mostrarnos el valor de la navidad. Sin embargo el libro tomo una dirección que no esperaba, como qué un fantasma tuviera una crisis existencial o que los Otis ni se inmutaran ante su presencia, y es que estaba acostumbrado a las historias en donde los entes hacían de las suyas hasta que algún sacerdote entraba en escena. Lo sé, maldito cine, ja.

Ahora bien, considero que la historia se puede dividir en dos partes , en la primera podemos ver una burla, una satíra, hacia la idiosincrasia, el comportamiento, la forma de pensar, de los americanos y los aristócratas ingleses; en la segunda se pueden advertir varios simbolismos dentro de la obra, cierta dualidad que, por cierto, se dice que rige al mundo: joven/viejo, hombre/mujer, bello/feo, vida/muerte, inocencia/maldad. Según mis pesquisas de información al respecto, el autor estaba obsesionado con el tema, se los dejo como dato, ja.

Por ultimo, yo no sé si, definitivamente, el amor sea más fuerte que la muerte, pero lo que sí sé es que éste es una de las cosas que le aportan condimentos a la vida. El amor es una de las cosas por las que vale la pena vivir (aunque suene a frase motivacional o cursi).

martes, 23 de enero de 2018

Segunda sesión de El fantasma de Canterville



Considero que el interés de Mr. Otis, primero, radica en la necesidad que tenemos los hombres (y los gatos) de comprobar las cosas, sucesos, fenómenos, para de esta forma, aplacar nuestra curiosidad. Segundo, también se puede deducir que hay un interés comercial por el fantasma ( los americanos y la sociedad de consumo), ya que de ser cierto que existe un ente de tales características, podría ser un buen espectáculo y dejar buenas ganancias, o si tiene alguna utilidad aplicable, envasarlo y venderlo en serie.

Pues bien, tengo la impresión que para Mr. Otis la tradición no representa algo con un peso como para los otros, y lo podemos ver en las reacciones que tiene con respecto a los sucesos. Para éste no hay nada que no puedan solucionar los productos americanos.

En las palabras que Lord Canterville le dice a los Otis, creo, según mis observaciones y deducciones, que esconden un tono peyorativo, en primer lugar; es decir, Canterville considera a los Otis, por cierto, personas con un pensamiento simple que sólo ve lo evidente, pero sin ir más allá. En segundo lugar, puede ser que el Lord no comprenda la referencia de Mr. Otis (como se puede leer en el texto), ya que se trata de dos cosmovisiones diferentes, de dos culturas que abordan cierto tema de distinta manera, por un lado el pragmatismo americano, por el otro el pensamiento conservador de la aristocracia victoriana.

Pues considero que los Otis son la clásica familia americana que, a toda costa, trata de demostrar su nacionalismo, su “amor” por su país, lo orgullosos que están de vivir en el mundo “libre”. Hasta uno de sus hijos se llama Washington, ja. Entonces es entendible que llamen a los otros dos “Estrellas y Bandas”.


Con respecto a la mancha de sangre, a propósito, en un inicio la familia se sorprendió y hasta, diría yo que, se asusto, sin embargo con el paso del tiempo normalizaron el hecho. Sobra decir que una vez normalizado el suceso poco a poco dejo de ser importante. Además quien se asusta con una mancha verde, a menos que este un un pan, verdad.
Ahora, si algo similar me sucediera, la verdad es que me daría miedo en un inicio, porque el color de la sangre me/nos impacta de lleno, me/nos pone en alerta. ¿Por qué creen que en las etiquetas comerciales utilizan el color rojo?. No obstante después del primer asombro, haría toda una investigación para saber que hay en el fondo del suceso, quizá haya una explicación lógica.

Ahora, la reacción de Mr. Otis es un tanto antinatural -según yo-, ya que aunque seas una persona que utiliza de lleno la razón para explicar lo que acontece en el mundo, existe una parte primitiva, la cual todavía tenemos, que produce sensaciones que nos alertan, que nos atemorizan. Por ejemplo, a mí las películas de terror en donde aparecen fantasmas no me producen temor, porque racionalizo lo que sucede, pero cuando leo o juego algo relacionado con dichos temas, pues, bienvenido sudor y sensación de miedo y pesadillas y paranoia.

La historia que estamos leyendo en esta ocasión es diferente a muchas que conozco porque, en primera, ésta no es contada por las personas sino por el ente, en segunda, nos muestra lo que siente y pasa por su cabeza, en tercera, el fantasma, cuya labor es esparcir el miedo y terror sobre los habitantes del castillo, termina teniendo pavor de dos gemelos, irónicamente.

La razón por la cual el fantasma no logra espantar a los yanquis, creo que tiene que ver con las distintas maneras de ver y percibir el mundo de las dos culturas, de ambos bandos. Esto se debe a que cada cultura influye en la manera de pensar de cada población.

El fantasma que habita en Canterville es de aspecto verde fluorescente, pelo cano y largo, viejo, mal-encarado. Sin embargo lo que lo distingue de otros fantasmas es la crisis existencial por la que atraviesa, su miedo, su inseguridad, su nostalgia por sus antiguos logros fantasmales.


viernes, 12 de enero de 2018

Primera sesión de El fantasma de Canterville



Con respecto a las diferencias que se pudiesen presentar entre los fantasmas de diferentes nacionalidades, creo que, sin suda, cada país le aporta a los seres sobrenaturales cierto contenido histórico, cultural, idiosincrático. No obstante en el fondo comparten similitudes. Es por ello que al imaginarme un fantasma y su método de asustar, no lo percibo muy distinto a algún ente mexicano.

En relación a los “cazafantasmas”, de hecho, nuestro país ha tenido varios celebres en el mundo de lo sobrenatural, pero el que logro evocar en este momento es el caso de Carlos Trejo, quien salto a la fama por su libro (“basado en hechos reales”) Cañitas. Dicho personaje realizaba “investigaciones” de sucesos que retaban el raciocinio de inicios del 2000.
Hoy, por cierto, sus historias y sus supuestas evidencias sirven para reírse un buen rato, como en el video que muestra una posible escoba de bruja.

Ahora bien, si en algún momento se lograra demostrar que los fantasmas existen en este plano espacio-tiempo que habitamos nosotros, creo que sería un parteaguas importante en la historia y en la manera de concebir lo que nos rodea, la realidad. Además de que abriría un campo muy grande de investigaciones, las cuales nos permitirían entender un poco mejor el universo.

Y para finalizar con temas que tienen que ver con lo sobrenatural, la verdad es que no ha pasado por mi mente comunicarme con los espíritus, tipo prender velas, formar un pentagrama, realizar un ritual.

Pues bien, lo que sucede con los migrantes que llegan a un nuevo lugar en el que probablemente se establezcan es, no sólo se llevan cosas materiales (si bien les va) sino que transportan con ellos su cultura, su comida, códigos de conducta, recuerdos, ideas, etc. Esto no sólo sucede con los mexicanos, de hecho, pasa con todo el mundo, como se puede observar en la serie documental “Los que llegaron” de Canal Once. Además, cada grupo de migrantes que se establece en un nuevo lugar no sólo se adapta a su entorno, también crea una amalgama cultural.

Bueno, definitivamente, hay historias de fantasmas que no dan miedo y esto se puede deber, uno, a que están construidas intencionalmente así para con ello dar un mensaje más que para asustar, dos, por una historia mal contada, burda, inverosímil.