Considero que si tuviera un golpe de
suerte, entiéndase tener millones de dólares, destinaría una parte para los
placeres, otra para tener un montón de libros y alimentar a mi mente, otra para
el ocio, otra para mejorar la calidad de vida, otra para la salud, otra la
invertiría, y, por último, otra la tendría de reserva, como un “colchoncito”.
Sin duda que el tipo de pelo, los ojos, el
tono de piel, de una gran parte de los mexicanos, resulta exótico, llamativo,
en lugares en donde la mayoría de las personas son rubias. Esto lo sé porque he
visto y escuchado el testimonio de personas que están en el extranjero.
En cuanto a la creación de un personaje
que resalte dentro de la norma, creo que utilizaría una mezcla de
características raciales y físicas, pero también le inyectaría una buena dosis
de personalidad.
Las razones por las cuales hay personas que
se sienten atraídas por épocas históricas lejanas son muy variadas. Están las
que quieren conocer cómo era y se vivía, las que miran hacia atrás con
nostalgia, las que quieren regresar en el tiempo, aunque sea unos instantes,
las que quieren conocer parte de su pasado, las que desean proyectase, etc.
En muchas historias podemos encontrar a
diferentes animales, mascotas, determinados escenarios, cosas, comportamientos,
situaciones, cuya función se centra en mostrarnos, de manera sutil, a los
lectores parte de la forma de ser, de pensar, de las fragilidades, ciertas
características, de los personajes; algo que el escritor nos trata de decir de
acuerdo a su forma de pensar.
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