Considero que Edith nunca fue
cómplice de los asesinatos. Era lógico pensar que por su pasado podría estar
implicada, ya que los principales sospechosos eran los senderistas. De una u
otra forma, a propósito, el pasado te condena, o, mejor dicho, la condenó. Y,
por el contrario, no se sospechaba del
Estado, de los militares y de la policía, de los “buenos”. Tal vez los “buenos”
sean tan malos como los “malos”, sólo que ellos no rinden cuentas. No obstante,
a algunas personas se les puede oír diciendo en desfiles: “Duro con los malos”.
Quien vive en su cueva cree que las sombras son la realidad.
Ahora, de hecho, que cabrón ha de
ser que a la única persona que realmente le importas, que te quiere, la
termines lastimando, violando, y, en cierta forma, asesinando. Pero, bueno, los
humanos en muchas/pocas ocasiones terminamos jodiendo a las personas que
estimamos, que es una gran estupidez, en el fondo.
Con respecto a los motivos del
asesino, Carrión, todo se originó porque el perro Cáceres, personaje que llenó
de fosas comunes los cerros, estaba agitando las aguas, estaba resucitando
viejos fantasmas, la población lo estaba reconociendo, los senderistas se
estaban movilizando, así que había que asesinarlo, enfriar las cosas, como se
dice. De ahí que más adelante, por lo visto, el comandante se dedicara a borrar
cualquier indicio que apuntase hacia su persona, lo cual origino que creara el
cuento del asesino terrorista.
Ahora bien, el fiscal Félix tuvo
que haber sido más inteligente, audaz, intuitivo, experimentado, más adulto. Quizá
las pruebas apuntaban hacia la dirección correcta, el Estado, pero el fiscal se
bloqueó para verlas, ya que se suponía que eran los “virtuosos”. Aunque, en
realidad, poco podía haber hecho, pues
desde Lima le obstaculizaban su camino.
Por
cierto, la historia de Abril rojo me recuerda a otras historias que he visto en
películas como, por ejemplo, Rojo amanecer, Underground, El infierno, así como
documentales sobre ISIS, Boko Haram, el Talibán, las FARC, los grupos
criminales de nuestro país, etc.
Asimismo la historia bien podría
ser llevada al cine o la televisión, ya que el thriller es bien recibido por las audiencias.
Hay que hacer notar que no hay
historias que sean imposibles de reproducir en medios visuales, incluso las más
mórbidas, muy seguramente, ahora mismo están siendo vistas (encriptadas) en
algún rincón de internet. Hay personas dispuestas a pagar por cosas que les revolverían
el estómago. Y no es que la herramienta sea mala, por lo contrario, es el uso
que se le da.
Con relación a qué si vivimos una
situación similar como la de la historia, sin duda. Basta con ver que nuestro
país es un lugar lleno de fosas, que tienen migrantes, criminales, mujeres,
personas incomodas, personas que estuvieron en el momento y en el lugar
equivocado; basta con ver que las instituciones están llenas de burocracia, no
cumplen con su función, se brincan las leyes, dan el carpetazo; basta con ver
que es mucho más cómodo fingir que la violencia va disminuyendo, cuando no es
así; basta con ver que los “buenos”, en realidad, son unos verdaderos criminales; basta con ver
la impunidad con la que actúan algunas personas, etc. A veces no sabes si estas
en el infierno, a todo esto, como en la historia.
Si bien la guerra en el Perú se
llevó acabo por una lucha ideológica, mientras que en nuestro país es por una
cuestión económica, ambas tienen en común varias cosas; primera, la violencia
como medio para hacerse escuchar y dar respuesta, segunda, las víctimas
colaterales –eufemismo de moda-, tercera, ejecuciones extraoficiales, cuarta,
fabricación de culpables, quinta, el miedo en el ambiente, sexta, el Estado se
ve enfrentado, retado, rebasado.
Abril rojo
La historia parte a raíz de que se encuentra
un cuerpo carbonizado, mismo que muestra signos de tortura. El asesinato puede
pasar como uno más, total, sin embargo comienzan a aparecer unos cuantos más,
lo cual prende las alarmas de nuestro fiscal, no así para las demás autoridades
que lo ven como lo más normal –mañosamente-.
Las pocas pistas que Chacaltana va
recolectando, un tanto difusas, contribuyen a que crea que Sendero Luminoso ha
resurgido. Además, a propósito, características
de su personalidad entorpecen, en cierta medida, que vea con claridad.
El desenlace de la historia nos
hace reflexionar sobre quienes son terroristas, los que hacen explotar bombas o
los que crean paramilitares, vuelan edificios para ocultar información, matan
con hambre, desaparecen; la respuesta: los dos; sólo que unos lo hacen con el
amparo de la ley.
Para
finalizar, esta historia me pareció conocida, fue como si en lugar del Perú se
estuviese hablando de nuestro país, no sé si fue por el modo de hacer política –muy
al estilo latinoamericano, al racismo, la tortura –utilizada por ambos bandos-,
la burocracia, la impunidad, el horror, el hartazgo de la violencia de unos,
mientras que otros buscan extender la guerra, la debilidad de las instituciones;
o todo lo anterior.
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