viernes, 2 de septiembre de 2016

Cuarta sesión de Abril rojo



Considero que Edith nunca fue cómplice de los asesinatos. Era lógico pensar que por su pasado podría estar implicada, ya que los principales sospechosos eran los senderistas. De una u otra forma, a propósito, el pasado te condena, o, mejor dicho, la condenó. Y, por el contrario,  no se sospechaba del Estado, de los militares y de la policía, de los “buenos”. Tal vez los “buenos” sean tan malos como los “malos”, sólo que ellos no rinden cuentas. No obstante, a algunas personas se les puede oír diciendo en desfiles: “Duro con los malos”. Quien vive en su cueva cree que las sombras son la realidad.

Ahora, de hecho, que cabrón ha de ser que a la única persona que realmente le importas, que te quiere, la termines lastimando, violando, y, en cierta forma, asesinando. Pero, bueno, los humanos en muchas/pocas ocasiones terminamos jodiendo a las personas que estimamos, que es una gran estupidez, en el fondo.

Con respecto a los motivos del asesino, Carrión, todo se originó porque el perro Cáceres, personaje que llenó de fosas comunes los cerros, estaba agitando las aguas, estaba resucitando viejos fantasmas, la población lo estaba reconociendo, los senderistas se estaban movilizando, así que había que asesinarlo, enfriar las cosas, como se dice. De ahí que más adelante, por lo visto, el comandante se dedicara a borrar cualquier indicio que apuntase hacia su persona, lo cual origino que creara el cuento del asesino terrorista.

Ahora bien, el fiscal Félix tuvo que haber sido más inteligente, audaz, intuitivo, experimentado, más adulto. Quizá las pruebas apuntaban hacia la dirección correcta, el Estado, pero el fiscal se bloqueó para verlas, ya que se suponía que eran los “virtuosos”. Aunque, en realidad,  poco podía haber hecho, pues desde Lima le obstaculizaban su camino.

Por cierto, la historia de Abril rojo me recuerda a otras historias que he visto en películas como, por ejemplo, Rojo amanecer, Underground, El infierno, así como documentales sobre ISIS, Boko Haram, el Talibán, las FARC, los grupos criminales de nuestro país, etc.
Asimismo la historia bien podría ser llevada al cine o la televisión, ya que el thriller es bien recibido por las audiencias.

Hay que hacer notar que no hay historias que sean imposibles de reproducir en medios visuales, incluso las más mórbidas, muy seguramente, ahora mismo están siendo vistas (encriptadas) en algún rincón de internet. Hay personas dispuestas a pagar por cosas que les revolverían el estómago. Y no es que la herramienta sea mala, por lo contrario, es el uso que se le da.

Con relación a qué si vivimos una situación similar como la de la historia, sin duda. Basta con ver que nuestro país es un lugar lleno de fosas, que tienen migrantes, criminales, mujeres, personas incomodas, personas que estuvieron en el momento y en el lugar equivocado; basta con ver que las instituciones están llenas de burocracia, no cumplen con su función, se brincan las leyes, dan el carpetazo; basta con ver que es mucho más cómodo fingir que la violencia va disminuyendo, cuando no es así; basta con ver que los “buenos”, en realidad,  son unos verdaderos criminales; basta con ver la impunidad con la que actúan algunas personas, etc. A veces no sabes si estas en el infierno, a todo esto, como en la historia.

Si bien la guerra en el Perú se llevó acabo por una lucha ideológica, mientras que en nuestro país es por una cuestión económica, ambas tienen en común varias cosas; primera, la violencia como medio para hacerse escuchar y dar respuesta, segunda, las víctimas colaterales –eufemismo de moda-, tercera, ejecuciones extraoficiales, cuarta, fabricación de culpables, quinta, el miedo en el ambiente, sexta, el Estado se ve enfrentado, retado, rebasado.

Abril rojo
La historia parte a raíz de que se encuentra un cuerpo carbonizado, mismo que muestra signos de tortura. El asesinato puede pasar como uno más, total, sin embargo comienzan a aparecer unos cuantos más, lo cual prende las alarmas de nuestro fiscal, no así para las demás autoridades que lo ven como lo más normal –mañosamente-.
Las pocas pistas que Chacaltana va recolectando, un tanto difusas, contribuyen a que crea que Sendero Luminoso ha resurgido. Además, a propósito,  características de su personalidad entorpecen, en cierta medida,  que vea con claridad.
El desenlace de la historia nos hace reflexionar sobre quienes son terroristas, los que hacen explotar bombas o los que crean paramilitares, vuelan edificios para ocultar información, matan con hambre, desaparecen; la respuesta: los dos; sólo que unos lo hacen con el amparo de la ley.   
Para finalizar, esta historia me pareció conocida, fue como si en lugar del Perú se estuviese hablando de nuestro país, no sé si fue por el modo de hacer política –muy al estilo latinoamericano, al racismo, la tortura –utilizada por ambos bandos-, la burocracia, la impunidad, el horror, el hartazgo de la violencia de unos, mientras que otros buscan extender la guerra, la debilidad de las instituciones; o todo lo anterior.




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