martes, 27 de septiembre de 2016

Segunda sesión de El anular



De entrada, no sabemos muchos detalles sobre la protagonista de la historia, no sabemos su nombre, sus amistades, sus parientes más cercanos, sólo sabemos que  trabajó en una fábrica de refrescos, en donde, por cierto, perdió el dedo anular; en consecuencia ya no pudo trabajar más en aquel lugar.
Ahora, considero que es importante que sepamos pocos datos de la protagonista y de ciertos acontecimientos, ya que de esta manera se cierne dentro de la historia un halo sobrenatural. Además, de esta manera, cada lector llena los huecos a su manera. Así, cada interpretación de la obra adquiere un significado diferente para cada persona.

La razón por la cual las personas acuden a que les transformen un recuerdo en un “espécimen”, en lugar de sólo desecharlo, tiene que ver con que en aquel lugar no solamente almacenan el recuerdo físicamente, sino que el mismo recuerdo es extraído, es disecado de la mente. De alguna manera el Dr. Deshimaru logra almacenar la “esencia” de los recuerdos terribles, cual extracto de alguna flor.

La relación entre el Dr. Deshimaru y su empleada - mientras trabajan- se limita a interacciones esporádicas, que tienen que ver con lo referente a lo que se dedican: citas, clientes, llamadas, especímenes, etc.  En sus ratos libres la relación adquiere un tono más intimo entre los dos, pero, por cierto, no deja de tener ese toque un tanto frio, ese toque de dominación.

Tengo dos suposiciones del porqué de los zapatos, primera, tiene que ver con que éstos poco a poco van poseyendo a la persona que los usa, la atan a quien se los regalo, como se lo advirtió el boleador de debajo del puente; segunda, es un claro ejemplo de la parafilia llamada retifismo, la cual se caracteriza por producir placer, por cierto,  al contemplar los zapatos u observar  a la persona que los porta.

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