Una guerra que se lleva a cabo
dentro de un mismo país es, en el fondo, el miedo que se puede ver y oler y
sentir en las personas, escenarios, ambiente, detonaciones de armas de fuego de
grueso calibre, explosiones, sirenas de patrullas y ambulancias que aúllan sin
parar, gritos desgarradores, de vez en cuando, de personas, agujeros en
paredes, puertas, cortinas metálicas, casquillos, manchas de sangre seca,
personas que se ven forzadas a abandonar sus hogares, militares en las calles,
retenes por doquier, desapariciones de personas, ejecuciones extra-oficiales,
madres llorando las desapariciones de sus hijas, fosas con 70 cuerpos o más.
Ahora, las personas que pueden
abandonar al país en guerra (tienen el poder adquisitivo y los documentos y los
conectes para hacerlo), por cierto, son las primeras en hacerlo, mientras que
los que no, tienen que intentar sobrevivir en tales ambientes hostiles; tienen
que intentar normalizar la violencia, de algún modo, para que la vida se pueda
sobrellevar; si a eso se le puede llamar vida.
Asimismo, debe ser algo bien cabrón
vivir entre bombazos, sirenas, el clack, clack, de las armas de fuego, el olor
a sangre, la incertidumbre de saber si vas a despertar, si van a despertar tus
hijos. El presente y el futuro tienen un color parecido al de la pólvora, a
propósito, para las personas que viven la guerra. Además, si pides refugio en otro país, debes
de saber que en muchos lugares no te van a recibir con los brazos abiertos, que
si te ahogas en el mar, mejor.
Acerca del grupo terrorista sendero
luminoso, de hecho, sólo conozco una pequeña parte. No obstante, utilizando
trazos de narraciones que he visto y leído de varias partes del mundo, puedo
reconstruir parte de su historia. Un líder carismático, pobreza, falta de
educación, salud, alimentación, en varias zonas, población molesta; crean el
caldo de cultivo idóneo, por cierto, para creer que una lucha armada, el
adoctrinamiento, la revolución, el terrorismo, cambiaran de un tajo todo el
sistema; al final todo se vuelve una carnicería.
Con respecto a que si en la guerra
existen hombres buenos y malos, creo
que, en el fondo, lo que prevalece es la banalización del mal por parte de
ambos bandos. Personas con parámetros de la personalidad normal que, no
obstante, son capaces de cometer actos atroces, justificándose que siguieron
una orden, que era su trabajo, etc.; es decir, se deja de lado uno de los más
preciados bienes, la razón, y se entra en el terreno de la incapacidad de
pensar, sólo obedecer.
Ahora bien, considero que si una
persona buena mata, a propósito, se le seguirá considerando virtuosa, esto dependiendo
de a quien haya matado, ya que no es lo mismo matar a un violador que a una
persona recta.
Y, si un malo demuestra nobleza, en
el fondo, quiere decir que no es cien porciento maligno, que dentro de su
cabeza se libra una de las luchas más antiguas de la humanidad. Las personas no
nos hemos podido librar de la visceralidad, del cerebro reptiliano, que en
ocasiones nos incita a cometer estupideces.
Sin duda si fuese asaltado, en
realidad, preferiría estar en un país (Suiza) en donde la policía estuviera
capacitada, las instituciones cumplieran con su función.
Si bien la justicia dicta que quien
infringe la ley debe ser castigado, en nuestro país y en varios lugares hace
mucho tiempo que dejó de ser así. La justicia hace un tiempo que se quitó la
venda. No obstante, en otros países pareciera que las cosa pinta bien.
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