miércoles, 10 de agosto de 2016

Primera sesión de Abril Rojo



Una guerra que se lleva a cabo dentro de un mismo país es, en el fondo, el miedo que se puede ver y oler y sentir en las personas, escenarios, ambiente, detonaciones de armas de fuego de grueso calibre, explosiones, sirenas de patrullas y ambulancias que aúllan sin parar, gritos desgarradores, de vez en cuando, de personas, agujeros en paredes, puertas, cortinas metálicas, casquillos, manchas de sangre seca, personas que se ven forzadas a abandonar sus hogares, militares en las calles, retenes por doquier, desapariciones de personas, ejecuciones extra-oficiales, madres llorando las desapariciones de sus hijas, fosas con 70 cuerpos o más.

Ahora, las personas que pueden abandonar al país en guerra (tienen el poder adquisitivo y los documentos y los conectes para hacerlo), por cierto, son las primeras en hacerlo, mientras que los que no, tienen que intentar sobrevivir en tales ambientes hostiles; tienen que intentar normalizar la violencia, de algún modo, para que la vida se pueda sobrellevar; si a eso se le puede llamar vida.

Asimismo, debe ser algo bien cabrón vivir entre bombazos, sirenas, el clack, clack, de las armas de fuego, el olor a sangre, la incertidumbre de saber si vas a despertar, si van a despertar tus hijos. El presente y el futuro tienen un color parecido al de la pólvora, a propósito, para las personas que viven la guerra.  Además, si pides refugio en otro país, debes de saber que en muchos lugares no te van a recibir con los brazos abiertos, que si te ahogas en el mar, mejor.

Acerca del grupo terrorista sendero luminoso, de hecho, sólo conozco una pequeña parte. No obstante, utilizando trazos de narraciones que he visto y leído de varias partes del mundo, puedo reconstruir parte de su historia. Un líder carismático, pobreza, falta de educación, salud, alimentación, en varias zonas, población molesta; crean el caldo de cultivo idóneo, por cierto,  para creer que una lucha armada, el adoctrinamiento, la revolución, el terrorismo, cambiaran de un tajo todo el sistema; al final todo se vuelve una carnicería. 

Con respecto a que si en la guerra existen hombres  buenos y malos, creo que, en el fondo, lo que prevalece es la banalización del mal por parte de ambos bandos. Personas con parámetros de la personalidad normal que, no obstante, son capaces de cometer actos atroces, justificándose que siguieron una orden, que era su trabajo, etc.; es decir, se deja de lado uno de los más preciados bienes, la razón, y se entra en el terreno de la incapacidad de pensar, sólo obedecer.

Ahora bien, considero que si una persona buena mata, a propósito, se le seguirá considerando virtuosa, esto dependiendo de a quien haya matado, ya que no es lo mismo matar a un violador que a una persona recta.
Y, si un malo demuestra nobleza, en el fondo, quiere decir que no es cien porciento maligno, que dentro de su cabeza se libra una de las luchas más antiguas de la humanidad. Las personas no nos hemos podido librar de la visceralidad, del cerebro reptiliano, que en ocasiones nos incita a cometer estupideces.

Sin duda si fuese asaltado, en realidad, preferiría estar en un país (Suiza) en donde la policía estuviera capacitada, las instituciones cumplieran con su función.
 
Si bien la justicia dicta que quien infringe la ley debe ser castigado, en nuestro país y en varios lugares hace mucho tiempo que dejó de ser así. La justicia hace un tiempo que se quitó la venda. No obstante, en otros países pareciera que las cosa pinta bien.  

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