Hasta hace poco, como bien lo dice
la introducción a la lectura, las personas no profundizaban sobre los derechos
de los animales, pero este tema no es nuevo. Desde hace muchos años atrás el
filósofo y matemático Pitágoras, ya cuestionaba el trato hacia los mismos.
Ahora, este surgimiento de concientización sobre el trato hacia los animales en
la actualidad, tiene dos puntos; primero, sin duda que hay personas que se ven
movidas a actuar y montar refugios y campañas, etc., y lo hacen porque han
reflexionado y cuestionado sobre el tema, claro, para aminorar el problema y
posteriormente desaparecerlo; no obstante, hay que decir que algunos centros de
adopción carecen de las condiciones necesarias para tener a los animales, son
cárceles disfrazadas de refugios; segundo, como en casi todo, hay personas que
se ven movidas por la moda. Lo que buscan es tomarse algunas fotografías para
mostrárselas a los amigos, familia, personas, para que piensen que son personas
súper “conscientes”.
Asimismo, lejos de creer que los
perros y gatos son mensajeros y cuidadores de las personas, los veo, más bien,
como camaradas, amigos, con los que puedes crear vínculos afectivos muy
fuertes, incluso más poderosos que con algunos familiares.
Cabe decir que el qué se llegue a considerar
absolutamente “buenos” a perros y gatos, en gran medida, se debe a los animales
tienen comportamientos ligados con los instintos; es decir que muchas acciones
no las sopesan, simplemente actúan en automático. No racionalizan como nosotros.
Creo que si la ciencia actual pudiera
crear un ser que tuviera partes humanas y partes de otros animales, ésta tomaría
partes del código genético del animal en cuestión y lo insertaría en el del
humano, lo cual mejoraría o añadiría una característica que nos proporcionase
una ventaja. Por ejemplo, si se identificaren el o los genes encargados de la
regeneración que posee el ajolote, se podrían inyectar en la cadena genética
humana, logrando que las personas creasen partes que han perdido en algún
accidente. Sería genial que pudiésemos utilizar partes de otros animales para
resolver algunos problemas. Imagínense el potencial.
Lo que nos hace humanos son dos
cosas que interactúan, la primera es nuestra genética y lo que desarrolla, como
nuestra apariencia y nuestro cerebro, segunda es la forma en cómo interactuamos
con las demás personas. Estas dos cosas han derivado en lo que es nuestra
sociedad: la capacidad de invención, la creación musical, el arte, nuestra
forma de pensar, la creación de la tecnología, etc. Si se abandonara a un niño
en una selva, y que este logrará sobrevivir, su comportamiento sería muy
similar al de un animal. Se puede tener la apariencia y el cerebro pero si se
carece de contacto, interacción, con otros humanos, no seríamos diferentes de
otros animales.
Hace algún tiempo leí acerca de que
algunos científicos creían que los órganos del cuerpo humano poseen una memoria
celular.
En un experimento con personas adultas
que tenían conectados varios sensores para medir sus reacciones, se les
pusieron varios objetos sobre una mesa, y se les pidió que los examinaran
detenidamente. Las personas en cuestión no sabían que entre los objetos había
uno con el que habían jugado o tenido de pequeños. Al examinar a la mayoría de
los objetos, no hubo reacción, pero al llegar al que les había pertenecido,
aunque no lo recordaban, la piel comenzó a reaccionar. Esto pondría la primera
piedra sobre un tema polémico.
Ahora, es muy diferente que los órganos
humanos tengan una memoria celular que pueda almacenar ciertas cosas, pero es
muy diferente a ciertas historias que rondan por allí, que llegan al extremo.
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