lunes, 11 de enero de 2016

Primera sesión de Orgullo y prejuicio



Considero que una mujer puede o no ser libre si tiene determinada manera de pensar y analizar las cosas. Si ha sido educada para que en determinada circunstancia se case, y así tener quien la mantenga, lo hará. Pero si es una mujer que cuestiona todo, lo analiza, es casi seguro que romperá con lo establecido y andará su propio camino, sin importar lo que digan las demás personas. En la historia ha habido varias mujeres que se atrevieron a romper esquemas mentales, y que poco a poco abrieron brecha para las demás.

Así pues, considero que en ocasiones es más cómodo seguir los patrones que establece la sociedad sin siquiera cuestionarlos. Hay usos y costumbres que muchas personas siguen repitiendo sin siquiera cuestionarlos. Y cuando se les pregunta, ¿por qué lo hacen? Dicen: “así me enseñaron”.

Ahora, el dinero no es la libertad en sí, sin embargo es un medio con el que se puede valer para hacer muchas cosas, que de otra manera serían muy difíciles. Porque no me imagino ir a la tienda de libros, al supermercado, al café, y decirles que quiero ser libre y que me apoyen, y que en ese momento todos saquen billetes y mercancía y libros y me digan: “toma, nosotros te apoyamos”.

Los prejuicios nos muestran una imagen distorsionada de las personas, lo que genera que las relaciones interpersonales se fracturen, esto porque generan desconfianza. Por ejemplo, si determinada persona considera que las personas que tienen tatuajes son delincuentes, malas personas, muy difícilmente tendrá una relación con esa persona, lo que hace que un nodo de la sociedad se rompa o no se una.

Hace algunos años era más fácil que me hiciera una idea de alguien sólo por un rumor o por un chisme, pero ahora no. Para saber cómo es en realidad una persona, me gusta conocerla a fondo y después emitir un juicio. 

Las primeras impresiones suelen tener cierto valor en determinadas circunstancias, en una cita, una entrevista laboral, una conferencia, etc. Sin embargo en muchas ocasiones suelen ser engañosas y pueden durar mucho tiempo, pero se pueden revertir.

Cuando acabamos de conocer a alguien no podemos zambullirnos en su mente para saber cómo es, lo más obvio y accesible es lo que podemos ver, su apariencia. Ésta nos puede dar información sobre el atractivo físico, el nivel socioeconómico, la personalidad, el estilo y el gusto, la sexualidad, la edad, etc. “Se podría pensar que no merece la pena conocer a la gente que responde a estas señales externas, puesto que olvida el “interior de las personas”. Sin embargo, la gente puede no llegar a tener nunca oportunidad de conocer el interior de la persona si son rechazados por la apariencia externa” (Gambrill & Richey, 1985).
 
Me parece que las personas que no se casan toman diferentes rumbos, hay quienes no se casan pero deciden formar una familia, los que prefieren vivir en pareja pero sin tener hijos, los solitarios que andan de aquí para allá, los que se siguen desarrollando en el conocimiento, las que quieren viajar y conocer otros lugares, los que entienden que casarse no es sinónimo de felicidad, las que decidieron romper con lo establecido, etc.

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