Quiero hacer un paréntesis
con respecto a la llegada de los españoles a lo que hoy es México, ya que en
diferentes libros y documentales he notado que se dice que los europeos lograron “conquistar” a los pueblos originarios
por un buen liderazgo, buenas estrategias de lucha y su tecnología avanzada
(armas). Todo esto, se dice, lo lograron un puñado de hombres contra miles. A
los europeos les gusta creer esto, pero no es así. Los españoles lograron
derrocar a los pueblos del “Nuevo Mundo”, no por lo antes dicho, sino porque
traían con ellos a una gran cantidad de patógenos (virus, bacterias) para los
cuales la población originaria no tenía defensas naturales, entre ellos la
viruela, la cual fue mortal para las personas. ¡Tomen eso libros y
documentales!
Ahora, creo que si llegará a
un lugar totalmente desconocido, no me alcanzarían las palabras para describir
todas las sensaciones. Ser el primero o de los primeros en ver y sentir un
lugar, debe de ser una experiencia sobrecogedora.
Desde que era niño siempre
me impresiono el universo, con todos sus planetas, galaxias, cometas, la
posibilidad de que hubiera vida en otros
planetas y sus variaciones. Recuerdo que siempre que pasaban un documental, una
película o algo referente a él, no me lo perdía. Bueno, todavía Aún me sigue
impresionando el cosmos, es tan grande y hay tantas cosas por descubrir que
siento que es la próxima frontera de los seres humanos. ¿Qué cosas esperan ser
descubiertas? ¿Habrá cosas que no debieron serlo?
Como bien lo mencionas,
todos conocemos alguna historia del fin del mundo, que si un meteorito
impactará la Tierra –bueno, hay
probabilidad-, que si las siete copas de la ira de Dios, que si una invasión
extraterrestre, que si el surgimiento de un virus mortal, que si un apocalipsis
nuclear, que si la inteligencia artificial nos destruirá, que si un experimento
humano fallido acabará con todo, etc.
Dentro de todas las historias
del fin del mundo que hay, una es la que ha atrapado mi atención, es la que
aborda el calentamiento global. Todos hemos escuchado o leído algo sobre el
tema. Bueno, se dice que este fenómeno va a alterar el clima del planeta –ya lo
está haciendo- y va a afectar los ecosistemas de todo el planeta, habrá lluvias
más fuertes, sequias más poderosas, inundaciones, etc. Algunos especialistas
afirman que de no tomar medidas sobre este fenómeno, toda la vida que hay en la
Tierra estará en peligro, eso nos incluye.
Si hubiera un plan en caso
de un desastre enorme, me parece que consistiría en almacenar la mayor cantidad
de muestras de “vida”, con el fin de volver a empezar en la Tierra o en otro
planeta.
La verdad es que tengo todo
un debate en mi cabeza de los pros y los contras de tal propuesta. Por una
parte, pienso que sería fantástico ir a otro planeta, las sensaciones, los
paisajes, las aventuras que me esperan, sin olvidar los problemas. Por otra
parte, el ya no volver a ver a las personas que quiero, los paisajes, los
animales, la Tierra, que es nuestro hogar, me hace sentir cierta nostalgia.
Pero, sin duda, aceptaría.
Con respecto a la última
pregunta, les quiero compartir una reflexión de Carl Sagan, de su libro Un punto azul pálido: una visión del futuro
humano en el espacio, sobre una fotografía que fue tomada por la Voyager a
una distancia 6000 millones de kilómetros de distancia:
Desde este lejano punto de
vista, la Tierra puede no parecer muy interesante. Pero para nosotros es
diferente. Considera de nuevo ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestra casa. Eso
somos nosotros. Todas las personas que has amado, conocido, de las que alguna
vez oíste hablar, todos los seres humanos que han existido, han vivido en él.
La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de ideologías,
doctrinas económicas y religiones seguras de sí mismas, cada cazador y
recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones,
cada rey y campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, cada
niño esperanzado, cada inventor y explorador, cada profesor de moral, cada
político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y
pecador en la historia de nuestra especie ha vivido ahí —en una mota de polvo
suspendida en un rayo de sol.
La Tierra es un escenario
muy pequeño en la vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por
todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran
convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las
interminables crueldades cometidas por los habitantes de una esquina de este
píxel sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina. Cuán
frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los
otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestras posturas, nuestra importancia
imaginaria, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el
Universo... Todo eso es desafiado por este punto de luz pálida. Nuestro planeta
es un solitario grano en la gran y envolvente penumbra cósmica. En nuestra
oscuridad —en toda esta vastedad—, no hay ni un indicio de que vaya a llegar
ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos.
La Tierra es el único mundo
conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el
futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar,
aún no. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que
quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad, y
formadora del carácter. Tal vez no hay mejor demostración de la locura de la
soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya
nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amable y
compasivamente, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar
que siempre hemos conocido.
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