Creo que la mayoría de
nosotros conocemos algunas fábulas, pues en la escuela nos dejaban leerlas o
nos las leían. O, incluso, algunos niños y niñas lectores(as) se adentraban en
estos mundos sólo por el placer de interpretarlos–no es mi caso, desafortunadamente-.
Algunas de las que recuerdo son: El león y el ratón (Esopo), El pastor
mentiroso (Esopo), El ratón de campo y el ratón de ciudad (Esopo), La liebre y
la tortuga –un clásico- (Esopo) y La zorra y la cigüeña – incluso recuerdo la
ilustración en donde la cigüeña no podía comer del plato- (Esopo). Más
recientemente, hace como dos semanas, leí La oveja negra y demás fábulas de
Monterroso, un libro recomendable, ya que las historias tienen un toque de ironía.
Hace unos días leí un cuento que se llama La noche del perro de
Francisco Tario. El cuento nos “habla” de la historia de un perro callejero y
un poeta enfermo, cuyos caminos se cruzan, lo que dará pie a la historia. Si
bien, la historia tiene dos personajes, es el perro el que nos narra los
acontecimientos, el que reflexiona. Aquí un fragmento:
Mi amo se está muriendo. Se está muriendo solo, sobre un catre duro, en esta helada buhardilla, adonde penetra la nieve.Mi amo es un poeta enfermo, joven, muy triste, y tan pálido como un cirio.Se muere así, como vivió desde que lo conozco: silenciosamente, dulcemente, sin un grito ni una protesta, temblando de frío entre las sábanas rotas. Y lo veo morir y no puedo impedirlo porque, soy un perro. Si fuera hombre, me lanzaría ahora mismo al arroyo, asaltaría al primer transeúnte que pasara, le robaría la cartera e iría corriendo a buscar a un médico. Pero soy un perro, y, aunque nuestra alma es infinita, no puedo sino arrimarme al amo, mover la cola, o las orejas, y mirarlo con mis estúpidos ojos, repletos de lágrimas.Quisiera al menos hablarle, consolarle, pues sé que aunque es muy desgraciado, ama la vida, las cosas bellas y claras, el agua, los árboles…
El totalitarismo es una
forma de gobierno o régimen político, en donde las libertades individuales han
sido restringidas, y, el estado interviene en el sistema social, cultural, económico
y político de una comunidad. Éste pretende controlar todos los aspectos del
estado. Nota: sabía algo del término, pero para complementar, me puse a leer
varias definiciones.
El describir a los gobiernos
socialistas como totalitarios, creo, tiene un matiz de propaganda por varios
gobiernos, principalmente Estados Unidos, quienes siempre han visto con
desconfianza a los socialistas, pues creen que éstos trabajaran de cerca con
Rusia, su enemigo. Incluso han ayudado a cometer golpes de estado, Chile. No
obstante, hay suficientes evidencias para decir que varios gobiernos
socialistas se tiene ganado a pulso dicho término.
Asimismo, cuando se analiza
la historia no oficial o no contada, nos podemos percatar que muchos gobiernos
se disfrazaron con el manto de la democracia, cuando en realidad implementaron
el totalitarismo, o lo están implementando.
Ahora, podría parecernos que
en el mercado hay una gran cantidad de empresas que compiten entre ellas para
brindar mejores productos o servicios, pero, la verdad es que sólo hay unas
cuantas que, cuando nace un nuevo competidor –escaso- lo compran o lo aplastan, con practicas desleales,
muchas veces. Siendo así, muchas corporaciones tratan de controlar el mercado,
incluso, tratan de influir en las decisiones políticas, con el fin de
beneficiarse, claro. En consecuencia, se podría decir que el término también es
viable de aplicar a las compañías.
Sí, ya había escuchado
hablar de la propaganda que hacían o que hacen los gobiernos, las sectas, los
radicales, las religiones, etc.
La diferencia entre
publicidad y propaganda, es que la primera, busca influir en comportamiento de
consumición de un individuo por medio de
campañas publicitarias en radio, televisión, material impreso e internet, la
segunda, pretende que las personas hagan suya una ideología, una creencia.
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