martes, 6 de octubre de 2015

Primera Sesión Rebelión en la granja



Creo que la mayoría de nosotros conocemos algunas fábulas, pues en la escuela nos dejaban leerlas o nos las leían. O, incluso, algunos niños y niñas lectores(as) se adentraban en estos mundos sólo por el placer de interpretarlos–no es mi caso, desafortunadamente-. Algunas de las que recuerdo son: El león y el ratón (Esopo), El pastor mentiroso (Esopo), El ratón de campo y el ratón de ciudad (Esopo), La liebre y la tortuga –un clásico- (Esopo) y La zorra y la cigüeña – incluso recuerdo la ilustración en donde la cigüeña no podía comer del plato- (Esopo). Más recientemente, hace como dos semanas, leí La oveja negra y demás fábulas de Monterroso, un libro recomendable, ya que las historias tienen un toque de ironía.

Hace unos  días leí  un cuento que se llama La noche del perro de Francisco Tario. El cuento nos “habla” de la historia de un perro callejero y un poeta enfermo, cuyos caminos se cruzan, lo que dará pie a la historia. Si bien, la historia tiene dos personajes, es el perro el que nos narra los acontecimientos, el que reflexiona. Aquí un fragmento:


Mi amo se está muriendo. Se está muriendo solo, sobre un catre duro, en esta helada buhardilla, adonde penetra la nieve.

Mi amo es un poeta enfermo, joven, muy triste, y tan pálido como un cirio.

Se muere así, como vivió desde que lo conozco: silenciosamente, dulcemente, sin un grito ni una protesta, temblando de frío entre las sábanas rotas. Y lo veo morir y no puedo impedirlo porque, soy un perro. Si fuera hombre, me lanzaría ahora mismo al arroyo, asaltaría al primer transeúnte que pasara, le robaría la cartera e iría corriendo a buscar a un médico. Pero soy un perro, y, aunque nuestra alma es infinita, no puedo sino arrimarme al amo, mover la cola, o las orejas, y mirarlo con mis estúpidos ojos, repletos de lágrimas.

Quisiera al menos hablarle, consolarle, pues sé que aunque es muy desgraciado, ama la vida, las cosas bellas y claras, el agua, los árboles…

El totalitarismo es una forma de gobierno o régimen político, en donde las libertades individuales han sido restringidas, y, el estado interviene en el sistema social, cultural, económico y político de una comunidad. Éste pretende controlar todos los aspectos del estado. Nota: sabía algo del término, pero para complementar, me puse a leer varias definiciones.

El describir a los gobiernos socialistas como totalitarios, creo, tiene un matiz de propaganda por varios gobiernos, principalmente Estados Unidos, quienes siempre han visto con desconfianza a los socialistas, pues creen que éstos trabajaran de cerca con Rusia, su enemigo. Incluso han ayudado a cometer golpes de estado, Chile. No obstante, hay suficientes evidencias para decir que varios gobiernos socialistas se tiene ganado a pulso dicho término.

Asimismo, cuando se analiza la historia no oficial o no contada, nos podemos percatar que muchos gobiernos se disfrazaron con el manto de la democracia, cuando en realidad implementaron el totalitarismo, o lo están implementando.

Ahora, podría parecernos que en el mercado hay una gran cantidad de empresas que compiten entre ellas para brindar mejores productos o servicios, pero, la verdad es que sólo hay unas cuantas que, cuando nace un nuevo competidor –escaso- lo compran  o lo aplastan, con practicas desleales, muchas veces. Siendo así, muchas corporaciones tratan de controlar el mercado, incluso, tratan de influir en las decisiones políticas, con el fin de beneficiarse, claro. En consecuencia, se podría decir que el término también es viable de aplicar a las compañías.

Sí, ya había escuchado hablar de la propaganda que hacían o que hacen los gobiernos, las sectas, los radicales, las religiones, etc.

La diferencia entre publicidad y propaganda, es que la primera, busca influir en comportamiento de consumición  de un individuo por medio de campañas publicitarias en radio, televisión, material impreso e internet, la segunda, pretende que las personas hagan suya una ideología, una creencia.

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