martes, 28 de abril de 2015

Tercera Sesión Coraline


Hay una frase muy conocida que dice que los ojos son las ventanas del alma, que a través de ellos se puede observar el interior de las personas. Analizando la frase, no estoy de acuerdo. Creo que si se quiere conocer a una persona como realmente es, es necesario conocer sus acciones, pues los hechos “hablan” por si solos.

Así pues, nuestros ojos nos sirven para ver la realidad que hay a nuestro alrededor; podemos ver los objetos, las montañas, el cielo, la mar, incluso las acciones de otras personas. Son un punto clave para entender un sinfín de cosas que nos intrigan y asombran. Además, nos permiten ver la belleza de la Tierra y el universo. Son pequeños telones para un escenario tan inmenso. Es entendible que si los ojos nos permiten ver la realidad, y si no se quiere que se vea, se nos quiten y se nos pongan unos artificiales, cual si fuéramos un peluche o un muñeco de trapo. 

A propósito, creo que la bruja no tiene ojos humanos porque no es humana, es una especie de arácnido que se alimenta de la esencia de las personas. Bueno, hasta su sangre es diferente a la nuestra, ya que la de ella es negra, cual si fuera ponzoñosa, mala.

Hace ya algún tiempo leímos el libro de Historia del Rey Transparente, en donde al final de la historia nos enteramos porque se llamaba así. Bien, pues resulta que en dicha historia, las cosas estaban desapareciendo poco a poco porque todos mentían, por tanto, como las palabras estaban perdiendo su significado, las cosas también. Por ello el Rey fue a ver a un dragón, el cual le dijo que la solución estaba en el silencio, es decir que todos se tenían que tragar sus mentiras para que las cosas fundamentadas en palabras volvieran a aparecer. Y es que nuestra realidad está hecha de palabras, pensamos con palabras, lloramos con palabras, amamos con palabras, creamos con palabras, etc. Y cada palabra tiene un significado. En cierta medida nuestro cerebro es como una gran enciclopedia, y como tal, cada palabra necesita un significado, pues con base en ese significado, nuestra masa gris se va a explicar la realidad, el mundo.  Lo mismo pasa con los nombres de las personas, ya que nuestra mente necesita una palabra a la cual irle añadiendo una serie de características y un significado.

En primer lugar, me parece que la bruja representa lo deseado. Pues en ocasiones pensamos que seríamos más felices y contentos si tuviéramos todo lo que anhelamos, la verdad es que no siempre es así, como podemos leer en la página 74: 


-Realmente no lo entiendes, ¿verdad? –repuso-. No quiero tener todo lo que deseo. Nadie lo quiere, no de verdad. ¿Dónde estaría la gracia si tuviese todo lo que quiero? Es eso y nada más, ¿y después qué?

En segundo, la bruja representa el amor posesivo, ese que hace que vuelvas un objeto a la persona amada; ese que hace no te importe lo que sienta, sus necesidades, sus sentimiento, mientras este bajo tu control. Y estas dispuesta (o) a hacer lo necesario para que siempre este a tu lado, sin que te importen los métodos empleados, ni las consecuencias.

Considero que la señorita Spink sabía o había escuchado historias y rumores sobre los tres niños desaparecidos. O, quizá había notado un ente extraño vagando por los alrededores días antes de las desapariciones, y esa piedra asusto al ente. O, tal vez la señorita Spink era una bruja buena, y por ello sabia como podía combatir a su némesis, porque ante todo debe prevalecer la dualidad, el equilibrio.

Reflexión.

El libro aborda temas que están presentes en la actualidad, como la soledad en la que crecen niños y niñas porque sus padres tienen que trabajar para brindarles lo necesario (en ocasiones de más), lo anhelado, los riesgos de vivir, la valentía de hacerle frente a los problemas, la sabiduría que nos deja esto.

En ocasiones los adultos pasan mucho tiempo trabajando en la computadora, tanto que se olvidan que tienen hijos que requieren atención. Además, piensan que la escuela es la encargada de educarlos, cuando es el hogar en donde se les debe de educar. No obstante, también hay papás y mamás que son responsables.

También hay niños y niñas que piensan que sus padres no les prestan mucha atención, que no los quieren, que lo más importante es su trabajo. Sin embargo sólo hace falta ver las cosas desde otra perspectiva para entender que estaban equivocados.

Ah, por cierto, fue grandioso que después de tres años el libro me encontrara.

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