La sociedad mexicana toma
dos rutas con respecto a quien la dirige; primero, si nos enfocamos en lo
familiar, son las mujeres quienes han asumido el liderazgo desde hace algún tiempo. Pero, si se trata de
toma de decisiones en otros ámbitos como en la política, religión, empresas,
medios, economía, entre otras cosas, los hombres son los que siguen dirigiendo,
y seguirán, porque cuando un grupo de personas ha estado en el poder durante un
buen tiempo, se acostumbran, normalizan la situación en la que se encuentran.
Entonces, es poco probable que quieran dejar esa posición sin defender lo que
les es cómodo.
Sin embargo, en la
actualidad se nos repite todo el tiempo que la equidad se abre paso, cual si
fuera rio, que las mujeres tienen igualdad de condiciones, pero ¿será? No lo
creo. Hace un tiempo vi dos documentales que retrataban la realidad de las
mujeres, no sólo las que viven en la ciudad. Te mostraba situaciones que están muy presentes en
nuestra sociedad, pero que pasan desapercibidas porque son costumbres.
La sociedad mexicana es muy
apegada a la familia, no es malo, pero se vuelve un problema cuando la
idealizamos, cuando nos dejamos llevar por los sentimientos y perdemos la
objetividad; porque de esta manera no podemos identificar los problemas que se
encuentran en el fondo. Si bien la
familia puede aportarnos cosas buenas, también puede aportarnos cosas negativas
que repetimos y que no somos capaces de “ver”.
Hace como un año o dos leí
un libro que se llama El último amigo de Tahar Ben Jelloun, en él hay un
personaje llamado Mamed, que añora alejarse del tercer mundo y todo lo que gira
a su alrededor. Desea conocer la pulcritud, la eficiencia, la vida de los países
primer mundo. Un día se le concede y se va a vivir a Alemania, conoce todo lo
que siempre deseo, pero es infeliz. Vive pensando en su país, en lo que le es
tan familiar, hasta aquello que detestaba cobra otro sentido; los mercados tan
bulliciosos y atascados de gente que antes detestaba, los extraña; extraña las
convivencias con amigos y familiares; extraña la calidez de su gente y detesta la
frialdad de los alemanes. Vistas desde fuera las cosas adquieren otro
significado.
Hay una gran cantidad de ingredientes que pueden dar lugar a creaciones
tan deliciosas y variadas, que asombran. No obstante, una comida de mis
favoritas es el pozole; los componentes de su preparación le dan un sabor y
textura muy buena, tanto para la vista como para el paladar. Además, las
personas con las que lo suelo comer le han dado un significado especial.
Sin duda disfruto cocinar, el poder prepararse los alimentos y
experimentar es muy bueno. Claro que el menú que puedo preparar no es muy
amplio, aun.
Considero que en las cocinas debe de haber un gran número de
experiencias tanto buenas como malas, peleas, reconciliaciones con una taza de
té, desveladas con una taza de café, lagrimas, alegría, bullicio, quejas,
curaciones, propuestas, tensiones, experimentación, incendios, alquimia. La cocina
es un microcosmos.
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