sábado, 16 de mayo de 2015

Primera Sesión Como agua para chocolate.





La sociedad mexicana toma dos rutas con respecto a quien la dirige; primero, si nos enfocamos en lo familiar, son las mujeres quienes han asumido el liderazgo  desde hace algún tiempo. Pero, si se trata de toma de decisiones en otros ámbitos como en la política, religión, empresas, medios, economía, entre otras cosas, los hombres son los que siguen dirigiendo, y seguirán, porque cuando un grupo de personas ha estado en el poder durante un buen tiempo, se acostumbran, normalizan la situación en la que se encuentran. Entonces, es poco probable que quieran dejar esa posición sin defender lo que les es cómodo.

Sin embargo, en la actualidad se nos repite todo el tiempo que la equidad se abre paso, cual si fuera rio, que las mujeres tienen igualdad de condiciones, pero ¿será? No lo creo. Hace un tiempo vi dos documentales que retrataban la realidad de las mujeres, no sólo las que viven en la ciudad. Te mostraba  situaciones que están muy presentes en nuestra sociedad, pero que pasan desapercibidas porque son costumbres.

La sociedad mexicana es muy apegada a la familia, no es malo, pero se vuelve un problema cuando la idealizamos, cuando nos dejamos llevar por los sentimientos y perdemos la objetividad; porque de esta manera no podemos identificar los problemas que se encuentran en el fondo.  Si bien la familia puede aportarnos cosas buenas, también puede aportarnos cosas negativas que repetimos y que no somos capaces de “ver”.

Hace como un año o dos leí un libro que se llama El último amigo de Tahar Ben Jelloun, en él hay un personaje llamado Mamed, que añora alejarse del tercer mundo y todo lo que gira a su alrededor. Desea conocer la pulcritud, la eficiencia, la vida de los países primer mundo. Un día se le concede y se va a vivir a Alemania, conoce todo lo que siempre deseo, pero es infeliz. Vive pensando en su país, en lo que le es tan familiar, hasta aquello que detestaba cobra otro sentido; los mercados tan bulliciosos y atascados de gente que antes detestaba, los extraña; extraña las convivencias con amigos y familiares; extraña la calidez de su gente y detesta la frialdad de los alemanes. Vistas desde fuera las cosas adquieren otro significado.

Hay una gran cantidad de ingredientes que pueden dar lugar a creaciones tan deliciosas y variadas, que asombran. No obstante, una comida de mis favoritas es el pozole; los componentes de su preparación le dan un sabor y textura muy buena, tanto para la vista como para el paladar. Además, las personas con las que lo suelo comer le han dado un significado especial.

Sin duda disfruto cocinar, el poder prepararse los alimentos y experimentar es muy bueno. Claro que el menú que puedo preparar no es muy amplio, aun.

Considero que en las cocinas debe de haber un gran número de experiencias tanto buenas como malas, peleas, reconciliaciones con una taza de té, desveladas con una taza de café, lagrimas, alegría, bullicio, quejas, curaciones, propuestas, tensiones, experimentación, incendios, alquimia. La cocina es un microcosmos.



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