sábado, 1 de noviembre de 2014

Cuarta Sesión La caverna de las ideas.




En relación con la teoría de Platón, me gustaría creer que es posible en la vida real, sin embargo, creo que sólo funciona como teoría. Siempre he pensado que las personas tenemos dentro de nosotros el bien y el mal, y que de acuerdo al entorno, las circunstancias, nuestras experiencias y nuestra capacidad de tomar consciencia sobre las cosas, actuaremos de determinada manera. No creo que en este mundo haya alguien bueno en su totalidad, ni tampoco alguien malo. En este camino llamado vida, el bien en ocasiones viene disfrazado de mal y, viceversa, tal y como le explicó Platón a Diágoras. No obstante, considero que cuando uno se percata que determinadas acciones que realizó o que aún sigue realizando, causaron un mal, es un deber aprender de los errores, porque los errores suelen ser excelentes maestros. Además, no se trata sólo de pedir perdón, ya sea a una divinidad o a una persona, se trata de intentar reparar el daño, de  no dejar más jodido al mundo de lo que ya está.
Cuando Etis confiesa lo que le pasó a Trámaco, la verdad no me lo esperaba, no porque fuera su madre, sino porque no sospeche de ella. En el mundo en el que vivimos, en algunas o en muchas ocasiones, las madres también matan a sus hijos, los hacen participes en sectas o los mutilan.
Por el contrario, llegue a creer que Menecmo y algún efebo eran los responsables de todos los asesinatos, pues las mismas pistas apuntaban en esa dirección,  era lo lógico. De ahí que Crántor se valiera de la razón para confundir a la razón. ¿Qué pasa si  a una persona deductiva le das suficientes pruebas para hacerle creer lo que ella quiere?, pues que muy probablemente te creerá, porque nuestro cerebro busca razones lógicas para explicarse el mundo y lo que acontece en él.
En el capítulo VII, Espeusipo le explica el mito de la caverna a Crántor, de la siguiente manera:
El prisionero que ha vivido toda su vida en una cueva, contemplando sombras de objetos y seres reales, y, de repente, queda libre y sale a la luz del sol… advirtiendo que sólo había visto meras siluetas, y que en realidad es más hermosa y compleja de lo que había imaginado… ¡Oh, Crántor, me apeno por ti, ya que aún sigues prisionero  y no has vislumbrado el luminoso mundo de las ideas!
De entrada, se puede interpretar, de acuerdo a lo anterior, que, la vida cómo la percibimos es una ilusión, que hay un mundo más hermoso, complejo y luminoso, el mundo de las ideas. Sin embargo, el autor, le da una reinterpretación al mito de la caverna. Esto lo podemos “ver”, cuando leemos en el texto que el traductor se da cuenta de que es una idea atrapada en la caverna (mente) de su creador, Filotexto, y  que él no existe; es decir, el mundo de las ideas no está fuera, como nos lo dice Platón, sino que se encuentra dentro de nuestro cerebro. Por ello, Filotexto nos pregunta, ¿qué veis? ¿Sólo tinieblas? Pues, si no vemos tinieblas, quiere decir que somos reales, a diferencia del traductor (idea), que sólo vio tinieblas.
Desde el inicio pensé que el traductor se situaba en una época más reciente, pues así decidí creerlo. No obstante, analizando el texto, nunca hubo indicios de eso. En ocasiones, la razón nos juega algunas bromas, como a Heracles.
Reflexión.
La caverna de las ideas, fue un texto que me hizo pensar sobre diferentes cuestiones. En ocasiones, no le entendía al cien, no obstante, me ponía a ver explicaciones o a leer, con el fin de entenderle mejor. Al final, puedo decir que es un texto que me dejo un mensaje que necesitaba. Recuerdo que hace algún tiempo, me obsesione con diferentes temas existenciales, de la realidad, espacio-tiempo, física cuántica, entre otros. Y, como bien nos dice el autor, una pregunta resuelta lleva a otra, y ésta a otra. Sin darte cuenta te vas obsesionando, hasta el punto de ya no poder dormir. Cada vez la realidad te parece menos real. Cuando me di cuenta de lo que me pasaba, supe enseguida que necesita aprender a controlar dichos pensamientos, entonces empecé a correr y vivir, como nos dice Filotexto.




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