Hace como un mes,
aproximadamente, busqué información sobre el virus ébola, y cómo afectaba éste
a varios países de África. Esto por lo que está sucediendo en ese continente y
en algunas partes del mundo. Lo que encontré en aquella inmersión en la red, fue
que el virus tiene una mortalidad alta, causa hemorragias por todo el cuerpo,
se transmite por los fluidos del cuerpo humano, no tiene cura (aún), se
transmitió por el contacto de un humano con un animal infectado. También
descubrí que no es el primer brote que amenaza con ser una pandemia, pues con
anterioridad ya ha habido otros.
He visto algunos
documentales sobre el continente africano, con temas muy variados, que van
desde su flora, fauna, costumbres, cosmogonía, hasta sus guerrillas, diamantes
de sangre o el coltan (mineral de la Muerte). Han sido temas muy diversos, que
me han dado otra perspectiva, no sólo del continente, pues he encontrado
similitudes aplicables a una gran cantidad de países, entre ellos el nuestro. Nunca
es bueno quedarse con lo que los demás nos digan, nos vendan o nos quieran
hacer creer, siempre hay que cuestionar todo, buscar información que nos
permita destruir lo que creíamos, y descubrir las cosas como son. Descubriremos
que nuestro panorama se amplia, pues ya no veremos tonos blancos y oscuros,
sino que será una gran gama de colores.
De entrada, puedo visualizar
un continente que está en constante cambio, como el mismo mundo, que por una
parte quiere conservar parte de sus costumbres y cultura, y por el otro quiere
avanzar hacia lo moderno. Un mar de personas que hierven porque están vivas, y
quieren crear, conservar, destruir, contar, bailar, avanzar, como la misma humanidad.
La naturaleza tiene mecanismos
para controlar a las distintas especies, esto para que no devasten un escosistema y haya una especie de equilibrio. Por ejemplo, cuando las hormigas
que habitan las selvas, las están devastando por la caza excesiva, comienzan a
brotar hongos que liberan esporas dirigidas solamente a la especie que esta
poniendo en riesgo el equilibrio, que terminarán matando a una cantidad de
hormigas, y que permitirá que el ecosistema se recupere. Se podría decir que
algo similar ocurre con los humanos, porque al fin de cuentas somos animales, mamíferos, que interactuamos con
el entorno, lo alteramos, y ponemos en riesgo el equilibrio natural. No obstante, los humanos hemos aprendido a controlar
a los patógenos, ya sea con antibióticos, vacunas y medicina preventiva,
herbolaria y medicina tradicional. ¿Cuántos de nosotros no estaríamos aquí si
no fuera por esto?
Sin embargo, también quiero
decir que muchas personas mueren de enfermedades que se podrían tratar,
solamente porque no tienen los recursos, o porque no tienen acceso a la salud
en sus comunidades, o por la maldita burocracia. En ese caso, es el sistema lo
que los mata.
Creo que no hay mucho interés
de algunas personas por la ciencia, pues en ocasiones las enfrenta con sus
creencias. Existe una lucha férrea entre lo que dicen las religiones, sectas, líderes
espirituales y lo que ha probado la ciencia. La ciencia nos dice que nuestro
origen es terrenal, mientras que las religiones nos hablan de una divinidad. Se
podría pensar que en la actualidad, que contamos con acceso a una gran cantidad
de información, los mitos empezarían a derrumbarse, los charlatanes caerían por
montones, nuestra mente se nutriría con nuevas ideas, o no nos manipularían tan
fácilmente. No obstante, se sigue consultando a los astros, el horóscopo, la
suerte, brujería (las que hacen amarres amorosos) y demás cosas.
Sin duda, durante la breve
historia de la humanidad ha habido científicos y científicas que le han dejado
un gran legado a las generaciones futuras. Pero los descubrimientos de Darwin,
me parecen poéticos. Darwin nos dijo que nuestro origen no estaba en el cielo,
y sí en la tierra, como los demás seres vivos, con los que compartimos más de
lo que nos gustaría aceptar. Y que la naturaleza nos empuja a evolucionar, a mutar,
a seguir hacia adelante. Es decir, nuestro origen como especie esta ligada a la
Tierra, no a un ser divino.
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