Pues bien, sin escucharme muy mamón,
pretencioso, la verdad es que conforme pasa el tiempo, los años, cada vez se me
hace más nebuloso recordar ideas, concepciones que tenía cuando era niño.
Incluso algunas veces creo que determinadas ideas, sucesos, no sucedieron cómo
los recuerdo, sino que son una reinterpretación, “aderezamiento”, de mi mente
adulta.
Las distintas plataformas (Youtube,
Tiktok, Instagram, etc.) proyectan, explotan, amplifican, “ponen en escena”, en
su mayoría, aspiraciones, concepciones, sobre lo que se considera ideal en la
sociedad posmoderna, lo que puede llevar a exacerbar sentires como la envidia y
la vanidad.
Si bien en diferentes cuentos,
historias, existe un ideal de madre, por ello es necesario utilizar la imagen
de la madrastra para ejemplificar, ejercer, el mal, como en ciertas religiones,
en la realidad lo anterior se ve artificial, ya que hay un sin número de
historias en las que las madres son las villanas, al prostituir a su hija de
nueve años, permitir que su pareja golpeara a su hijo, al culpar a su hija por
separar a la familia, por revelar una violación, se comportan como dictadoras.
Con respecto al tema de la belleza,
considero que todos tenemos sesgos, ordenes ciegas de la naturaleza, que nos
impiden ver claras las cosas, ver que hay detrás de lo que percibimos en el
entorno, que nos impulsan a seguir determinadas decisiones, impresiones. Por lo
anterior es que consideramos, le damos, tanta importancia al estándar de
belleza.
Ahora, un aspecto negativo de la
belleza es que se suele infra-valorar la inteligencia, las aptitudes, de los
individuos, al considerar que todo lo han conseguido por tener una cara bonita,
cuando no siempre es así. O, ver qué con el paso de los años poco a poco el
preciado tesoro se va escapando de las manos, ver las líneas, arrugas en el
rostro.
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