viernes, 29 de marzo de 2019

Tercera sesión de Ángeles e insectos




Lo que nos permite el poder leer los diarios, ensayos, cuento, de los personajes es, en el fondo, ver y comprender en mayor profundidad parte de lo que son, su forma de relacionarse con el mundo, con las cosas, su forma de pensar. Lo anterior les brinda más sustancia a los personajes, nos amplía la visión que tienen, en lugar de que se las impongamos ante los vacíos, huecos.

El cuento que escribió Matty, sin duda, perturba a Adamson porque dentro de la historia y el contexto en el que sucede, por cierto, puede identificarse, o puede proyectar parte de lo que es. Por ejemplo, una persona que se va a recorrer mundo con un hatillo de comida y ropa, en busca de fortuna, como él, una persona que tiene lo necesario para vivir pero que se siente insatisfecho, como él, una persona que lo pasaba muy mal en aquellas cavernas miserables pero se negaba a largarse, como él, como sobredimensiona las cosas, personas, cuando las cosas no son lo que parecen, como él, etc.

El hecho de que Eugenia suela tener partos múltiples, según he divagado, podría estar relacionado con qué suele tener sexo con dos padres. Además de que sería una analogía con respecto al comportamiento, una vez más, de las hormigas, las cuales aunque sean de diferentes variedades (como Edgar y Adamson), por cierto, si se les sumerge desde que son pupas en otro hormiguero pasan desapercibidas. Solamente hasta que son adultas, quizá, se pueda ver la diferencia.
 
Si bien Matty admite en la página 133 que ella no mando el aviso a Adamson, queda claro, por lo menos para mí, que fue quien movió los hilos para que la gente invisible actuara. Llegué a esa conclusión debido a que en la parte final de la historia tenía todo preparado para una nueva vida con Adamson. Matty fue la pieza de domino que desencadenó todo.

Las cuestiones por las cuales Edgar actuó de forma sumisa ante el descubrimiento de Adamsom, por un lado, tiene que ver con el hecho de que lo descubrió con su hermana, en incesto, por el otro, por el comportamiento que presento el mismo Adamson, de cierto temple, por último, porque una polla desnuda, que hace un par de minutos significó poder en presencia de la hembra, resulta vulnerable y ridícula cuando hay tres personas en la habitación.  

Con respecto a la relación incestuosa que mantenían Edgar y Eugenia, creo que nuestro camarada, Adamson, tenía ciertas piezas pero no el rompecabezas completo, como cuando Edgar se puso pálido al mencionarle la muerte del capitán Hunt, cuando pillo a Eugenia y a su padre discutiendo, que sus hijos parecieran Alabaster de pura cepa,  las reacciones de Eugenia al casarse, tan maquinal, tan estudiadas, tan artificiales, las declaraciones del propio Edgar de que no se enteraba de nada.
También pudiese ser que intuyera algo por los rumores de los invisibles, pero ante la comodidad de tener lo necesario para vivir, de la costumbre, decidiera no actuar.
Ahora, habiendo terminado la lectura, sin duda, tengo la impresión que toda la casa, el hormiguero, sabía de forma superficial o completa lo que estaba sucediendo pero no actuaban, bien por miedo, por un escándalo, habladurías, porque preferían el silencio.

Pues bien, bajo mi teoría de que todos sabían la que ocurría en la casa, o bien el señor Alabaster decidió tratar de parar aquello, buscándole una pareja a su hija, o utilizo a William para guardar apariencias, ya que las cosas no son lo que parecen.  

Al final Adamson y Matty logran dejar, romper, los papeles que se les habían asignado en el hormiguero, e ir en busca de lo que les apasiona.


Ángeles e insectos

El texto que leímos en el mes de marzo, Ángeles e insectos, aborda varios puntos que me parecen importantes resaltarlos. Primero, la insatisfacción, lo insaciable que solemos ser las personas, quienes buscamos llenarnos mediante personas, cosas, situaciones, cuando tendríamos que saciarnos cuestionándonos, buscando, conociéndonos mejor. Aunque tiene un precio, verdad. Segundo, esa dicotomía de vernos, por un lado, como creaciones hechas especialmente por algo más elevado, un relojero, un hacedor, por el otro, como seres finitos que siguen comportamientos, pensamientos, impuestos por el hormiguero y por la biología. Tercero, la fatalidad de terminarse acostumbrando a las cosas, las personas, las situaciones, por malas que sean, por comodidad, por miedo a enfrentarse a lo desconocido. Cuarto, la manía, lo digo porque padezco de ansiedad, de ver las cosas con cierto enfoque, cuando las cosas no son lo que parecen.



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