Los libros de superación personal son
tan populares y vendidos porque, uno, por cómo nos los venden, cual panacea
milagrosa, dos, porque saben aprovechar el hecho de que muchas personas ante
una ruptura amorosa, una muerte, una perdida, depresión, etc., van querer
encontrar fórmulas de diez pasos que solucionen sus problemas, su dolor. Cuando
hay cosas que requieren tratamientos más complejos, más especializados.
La asociación que generalmente se suele
hacer entre las mujeres y la magia en la cultura popular, en realidad, es mala.
Siempre se retrata, o en la mayoría de los casos, a éstas como brujas, como
seres ligados al mal, que buscan crear caos, esparcir la oscuridad.
Ahora bien, considero que la principal
diferencia que se suele hacer entre un mago y una bruja, es que al primero se
le puede catalogar entre bueno y malo, hay dos opciones, mientras que a las
brujas, arbitrariamente, se les encasilla en lo negativo.
En el momento actual, de hecho, me
atrevería a decir que las mujeres tienen algunas preocupaciones diferentes a
las de los hombres, se puede palpar en el ambiente, en las redes sociales, ya
que constantemente se les puede “ver” preocupadas por el acoso callejero, por
las desapariciones, por los feminicidios, por salir de fiesta y ya no regresar,
por la toma de decisiones con respecto a su cuerpo, por el machismo, por las
violaciones, por la falta de justicia.
Con respecto al Índice de felicidad
2018, el cual nos sitúa en el lugar 24, diría que no necesariamente,
exactamente, refleja el estado de ánimo de los mexicanos, ya que, primero, como
bien lo plantea la pregunta, las personas contestan lo que creen que el otro
quiere escuchar, segundo, la felicidad no es un estado constante, y si lo fuera
perdería su valor positivo, tercero, la felicidad se vería reflejada en la
sociedad, en las calles, y solamente puedo palpar desconfianza, miedo, cierta
sensación de que las cosas no marchan bien.
Por último, con respecto a la felicidad
hace algún tiempo leí en voz de alguno de los heterónimos de Fernando Pessoa,
obviamente parafraseándolo, que ésta se vive no se expresa ni se racionaliza,
porque en el momento en que se hace lo segundo, en el fondo, el cerebro nos va
a llevar por caminos enmarañados que nos van a llenar de sensaciones
contrarias.
Ser cursi sin duda que es, según mi definición, alguien a quien le gusta
aderezar todo con exceso, saturando con sus acciones, poemillas baratos,
demostraciones sobradas.
Sin duda que existe un rechazo, falta
de comprensión, hacia varios
sentimientos con cierta carga negativa como la tristeza, ciertas enfermedades
mentales, por lo que muchas personas no hablan, no se expresan sobre el asunto
y, por tanto, prefieren ocultarla bajo la falsa mascara de la alegría, del todo
está bien, hasta que el asunto explota.
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