viernes, 12 de abril de 2019

Primera sesión de Tratado de culinaria para mujeres tristes



Los libros de superación personal son tan populares y vendidos porque, uno, por cómo nos los venden, cual panacea milagrosa, dos, porque saben aprovechar el hecho de que muchas personas ante una ruptura amorosa, una muerte, una perdida, depresión, etc., van querer encontrar fórmulas de diez pasos que solucionen sus problemas, su dolor. Cuando hay cosas que requieren tratamientos más complejos, más especializados.

La asociación que generalmente se suele hacer entre las mujeres y la magia en la cultura popular, en realidad, es mala. Siempre se retrata, o en la mayoría de los casos, a éstas como brujas, como seres ligados al mal, que buscan crear caos, esparcir la oscuridad.
Ahora bien, considero que la principal diferencia que se suele hacer entre un mago y una bruja, es que al primero se le puede catalogar entre bueno y malo, hay dos opciones, mientras que a las brujas, arbitrariamente, se les encasilla en lo negativo.

En el momento actual, de hecho, me atrevería a decir que las mujeres tienen algunas preocupaciones diferentes a las de los hombres, se puede palpar en el ambiente, en las redes sociales, ya que constantemente se les puede “ver” preocupadas por el acoso callejero, por las desapariciones, por los feminicidios, por salir de fiesta y ya no regresar, por la toma de decisiones con respecto a su cuerpo, por el machismo, por las violaciones, por la falta de justicia.
Con respecto al Índice de felicidad 2018, el cual nos sitúa en el lugar 24, diría que no necesariamente, exactamente, refleja el estado de ánimo de los mexicanos, ya que, primero, como bien lo plantea la pregunta, las personas contestan lo que creen que el otro quiere escuchar, segundo, la felicidad no es un estado constante, y si lo fuera perdería su valor positivo, tercero, la felicidad se vería reflejada en la sociedad, en las calles, y solamente puedo palpar desconfianza, miedo, cierta sensación de que las cosas no marchan bien.
Por último, con respecto a la felicidad hace algún tiempo leí en voz de alguno de los heterónimos de Fernando Pessoa, obviamente parafraseándolo, que ésta se vive no se expresa ni se racionaliza, porque en el momento en que se hace lo segundo, en el fondo, el cerebro nos va a llevar por caminos enmarañados que nos van a llenar de sensaciones contrarias.

Ser cursi sin duda que es,  según mi definición, alguien a quien le gusta aderezar todo con exceso, saturando con sus acciones, poemillas baratos, demostraciones sobradas.

Sin duda que existe un rechazo, falta de comprensión,  hacia varios sentimientos con cierta carga negativa como la tristeza, ciertas enfermedades mentales, por lo que muchas personas no hablan, no se expresan sobre el asunto y, por tanto, prefieren ocultarla bajo la falsa mascara de la alegría, del todo está bien, hasta que el asunto explota.





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