viernes, 18 de mayo de 2018

Primera sesión de Los cuentos de Canterbury



Partiendo del hecho de que nuestro país es un lugar en donde hay una gran cantidad de personas que profesan el catolicismo y que, además, dentro del citado grupo hay una suma considerable de peregrinos, pues bien, en dichas manifestaciones podríamos encontrar una gama muy diversa de individuos. Sin embargo, si de personajes característicos de nuestro presente hablamos, de hecho,  podríamos encontrar a criminales de todo tipo, “influencers”,  autodefensas,  el justiciero, policías, enfermos de diabetes, personas que buscan a sus familiares desaparecidos, desplazados por la violencia, periodistas, comerciantes, campesinos, migrantes, etc.
Asimismo, podríamos encontrar muy diversas historias de tan variados personajes que habitan nuestro país. Por ejemplo, el criminal contaría cómo fue que se inicio en el robo y su escalada en el mundo del hampa, las veces que ha estado en la cárcel, las veces que ha estado a punto de morir, los métodos para ser un buen criminal. El policía narraría cómo fue que decidió entrar a ese trabajo, las razones por las cuales la situación se va poniendo cada vez más “caliente” en el mismo, las cosas que hay que saber para poder seguir viviendo, los sinsabores de portar el uniforme. La madre que busca a su hija, a propósito, contaría la ineficacia de las autoridades, las amenazas que ha recibido, los problemas de salud derivada de su búsqueda, el dolor que siente, las pesadillas que la persiguen, etc.

Considero que es falsa la idea de que la felicidad depende, en gran medida, de la pareja que elijamos, si bien tener a alguien con quien compartamos gustos, nos complementemos, ayuda bastante, creo que la responsabilidad depende de cada quien, pues dejarle esa chamba a tu pareja no pinta para nada bien.

Ahora bien, me gustan las historias de amor siempre y cuando se salgan de los moldes, de los estereotipos, del amor romántico, y aborden tramas más complejas e interesantes.

Con respecto al dicho “Si mamá no es feliz, nadie es feliz”, creo que no es un hecho que se pueda aplicar exclusivamente a ésta, por el contrario, aplica para cada uno de los integrantes de un grupo o una familia. Veamos lo anterior como a un mecanismo que funciona con engranes, si un engrane no realiza su tarea adecuadamente, tarde o temprano todo el mecanismo falla.

Lo que quieren, buscan, hombres y mujeres de sus respectivas/posibles parejas, por lo visto, va a variar dependiendo del adoctrinamiento que recibieron, de lo que les inculcaron, de lo que vieron en su familia, de lo que les ha impuesto la sociedad, de su respectiva forma de pensar, de que tanto se hayan desconstruido, etc. Así, muy seguramente, habrá mujeres que busquen la clásica construcción del hombre, mientras que habrá otras que busquen un compañero de vida o que busquen una cosa totalmente diferente;  algo muy similar les ocurre a los hombres. 

En los tiempos líquidos en los que vivimos actualmente, es más que evidente que ha perdido importancia el concepto de honrar tu palabra, porque las mismas palabras, por la mentira y por su abuso, han perdido su sentido, como en aquel libro que leímos en el Aleph hace algún tiempo. Ahora las personas dicen algo y a los dos minutos juran que no lo dijeron, que lo tergiversaron, o muchos se esconden en el anonimato para soltar todo su veneno cual animales ponzoñosos.
Así pues, también al honor lo han encaminado por la misma senda, la disposición para hacer el bien solamente aflora en contadas ocasiones o si hay una cámara grabando.



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