miércoles, 14 de marzo de 2018

Segunda sesión de Cumbres Borrascosas



Bueno, considero que una persona escribiría sus pensamientos en los márgenes de los libros, de los que dispusiera, si no tuviese a su alcance otro tipo de papel, el material necesario. Si estuviera encerrada. Pues, a propósito, hace unos días escuche al autodefensa Mireles narrar, en la presentación de su libro,  cómo ante la falta/negativa de brindarle un cuaderno y pluma para escribir en la cárcel, tuvo que improvisar con un lápiz, que le contrabandeo una enfermera, y papel sanitario.

Si bien en el cuarto/prisión suceden cosas extrañas, incluso su dueño escucha ruidos extraños, creo que lo que le pasa a Lockwood en éste, por cierto,  se debe al contexto y a toda la información que recabo antes de dormir, lo que provoco que tuviera una visión. Contextualizo, nuestro cerebro utiliza toda la información reciente y anterior para visualizar el futuro, esto como mecanismo para comprender y responder al entorno y, en el fondo, garantizar nuestra supervivencia. Por ello las cosas malas se recuerdan con mayor intensidad. De ahí la falsedad de las frases que dicen: “No vivas en el pasado ni en el futuro, vive el presente”.

Tengo tres suposiciones del porqué del actuar del Sr. Earnshaw hacia Heathcliff; uno, que realmente se haya conmovido por la situación del muchacho, que lo haya visto en tan mal estado que decidiera actuar; dos, que Heathcliff sea su sobrino, un familiar, que ante la muerte de, supongamos, su hermana, ésta se lo hubiese encargado; tres, que sea su hijo. Ya saben, la clásica historia, el señor tuvo una relación con una mujer en Liverpool, ella muere, él tiene que cuidarlo.

La razón par la cual Linton no se marcha aun cuando ve todo el berrinche de Catalina, tiene que ver con que está enamorado. Cuando alguien se encuentra en la fase anteriormente citada y no es lo suficientemente ducho para interpretar las señales de alerta que nos envía el cerebro, pues se deja llevar por el coctel de sustancias químicas que inundan su mente y que, por cierto, sesgan su manera de ver las cosas.  Incluso hay información que nos dice que el enamoramiento prende las mismas zonas del cerebro que la cocaína. El enamoramiento funciona como una droga.

Catalina se quiere casar con Linton porque es guapo y le gusta estar con él, porque es joven y alegre, porque él la ama, porque llegará a ser rico, porque quiere ser la señora más acomodada de la comarca. O tal vez porque es capaz de visualizar que con Heathcliff, de hecho, su futuro no le depara nada bueno.

Los Linton creen que la razón por la cual Catalina se enferma constantemente y no se recupera como debería de hacerlo, se debe al ambiente que reina en la casa de ésta: peleas, estrés, violencia y malas influencias. Por ello cada tanto se la llevan a la Granja de los Tordos, lugar, según su forma de pensar, más estable, más idóneo, mejor.

El cómo habrá obtenido su fortuna Heathcliff es un misterio para todos, pero la mayoría se inclina por cosas poco honestas: bandolero, jugador, asesino. A mí me gustaría creer que se fue a trabajar en la compañía fluvial de su tío y que a la muerte de éste, pues, él heredo un gran capital, sin embargo la experiencia me dice que cuando alguien se enriquece en muy poco tiempo, por lo general, hay cosas chuecas, deshonestas.

Isabel se enamora de Heathcliff por aspectos físicos, visuales, ya que se había transformado en un hombre alto, atlético, bien constituido, su semblante mostraba una expresión más firme, transparentaba inteligencia, sus modales eran dignos y sobrios.
Ahora, las advertencias que su cuñada le dio: que era un ser rebelde, sin refinamiento, un ser sin bondad, tosco, un implacable y sanguinario lobo; no hicieron mella en ella, ya que como dice el escritor Herman Hesse, “Ninguna persona puede ver y comprender en otros lo que ella misma no ha vivido”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario