sábado, 15 de julio de 2017

Segunda sesión de El club de los negocios raros



Sin duda que creo que existen negocios que son parcialmente nuevos en la historia. El primero es el de catador de cannabis, quien se encarga de probar las distintas variantes de dicha planta y catalogarlas según sus cualidades. El segundo es el de cibercriminal, quien se caracteriza por vender una amplia gama de sus servicios, desde atacar a una empresa rival, paquetes de explotación, espionaje, hasta robo de datos. El tercero es el de redes de escape, este negocio se enfoca en ayudar a funcionarios de cargos altos a escapar.

“Podría” ser que estuviésemos ante una nueva infancia del mundo, esto por el potencial y los usos que se le puede sacar a la ciencia y tecnología, no obstante, depende del uso que se les de.

Con respecto a las palabras de Northover, tienen que ver con el hecho de que, si bien, el teatro, la lectura, las imágenes, nos acercan a mundos artísticos espectaculares, éstos son meras aproximaciones a las experiencias que una persona vive.

Tanto el poema de Walt Whitman como el de Jaime Sabines, en el fondo, hablan de lo mismo. Hablan del hartazgo, del hastío que produce vivir una vida rutinaria, una vida sedentaria, una vida predecible, una vida sin aventuras. Hablan de desear que algo suceda, y dicho de paso, que les cambie la vida o que los empuje hacia la libertad.

Acerca de lo que dice Basil sobre los barrios bajos y decrépitos, son palabras que brotan de alguien  que conoce de sobra la condición del ser humano, característica que le permite ver las capas intrínsecas de dichas personas y sus entornos. 

En cuanto a Basil Grant, éste se retiró de su trabajo voluntariamente porque en sus últimos juicios ya desvariaba un poco, por ejemplo, se ponía a cantar. A raíz de lo anterior, por cierto, se especulo que había quedado chalado. Ahora, no creo que estuviera completamente loco, digamos parcial, ya que no se azotaba contra la pared, no se comía sus desechos, no decía palabras inconexas, no se encontraba sumergido en otro mundo, como he visto que algunos “locos” lo hacen.

En relación al juez y el detective, la principal diferencia se da en la forma que, por cierto, tienen en sacar sus conclusiones; el juez ve entre las capas de los acontecimientos.

El negocio del Organizador de la Réplica Inteligente me pareció muy similar al de la ropa y fajas que te hacen ver más delgados, o al de los asesores que te dictan por “chícharo” lo que tienes que decir para parecer más inteligente y elocuente en tus presentaciones, ya que te faltan sesos, o al de los escritores fantasma; es decir, una simulación, engañarse a uno mismo, venderles una imagen a los demás de alguien que no eres, una vil farsa.
Dicho negocio sigue siendo necesario hoy en día, sobre todo para aquellas personas  que ansían proyectar una imagen diferente de  la que les corresponde.
Y, en definitiva, no contraria el servicio, ya que prefiero lograrlo por méritos propios. Prefiero seguir el camino del autodidacta.


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