El
libro de Macbeth lo leí y realice un resumen cuando asistía a la secundaria, ya
hace un buen de años, razón por la cual no recuerdo muy bien la historia.
Además, en realidad, por aquel tiempo no era muy asiduo a la lectura. Nota:
todavía tengo el libro, el cual contiene la historia de Macbeth y El rey Lear.
Bueno,
el criterio que uso para leer algún libro es que me debe atraer la portada y la
introducción, y su contenido debe ser bueno, si cumplen con lo anterior, los
leo, no importa si es teatro, cuento, novela, ensayo, etc., no obstante, debo
decir que no he leído mucho teatro.
Ahora,
las principales características diferentes del teatro con respecto a su prima
la novela, creo que son, uno, éste se lee de una manera más lenta, con menos fluidez,
dos, el texto se centra en diálogos que mantienen los personajes, no tanto en
descripciones del pensamiento, paisajes, preguntas filosóficas etc., tres, el
teatro está hecho para ser representado, cuatro, se pueden encontrar
acotaciones con instrucciones para los personajes.
De
entrada, considero que si hay un reducido grupo de personas que han logrado vislumbrar
ciertas características del futuro y que, de hecho, las han plasmado en libros,
en ocasiones, un tanto ambiguas. Sin embargo, considero que la gran mayoría de
las profecías, visiones, lecturas de tarot, son engaños, tomadas de pelo, que
buscan generar algunos billetes, en el fondo, aprovechándose de la superstición
de las personas, aprovechándose del pensamiento mágico.
Pues
bien, si una persona me dijese mi futuro y éste se cumpliera palabra por
palabra, primero, sentiría escalofríos y mucho miedo; segundo, sentiría rabia,
porque el hecho de que alguien conozca lo que va a pasar en mi vida, quiere
decir que ésta ya está escrita, que mi camino ya ha sido trazado; tercero, sin
duda que trataría de cambiarlo (si son cosas malas) pidiéndole ayuda a mi
hermano, que es una persona a la cual considero muy ducha y racional.
Vale
la pena decir que hay tres clases de personas que podemos encontrar en este
punto azul, por un lado, tenemos a las personas buenas, las cuales son la
minoría, un puñado, por el otro, tenemos a las malas, las cuales son muchas más
de lo que quisiéramos, y, por ultimo,
están las personas que se mueven entre ambos ríos, es decir, entre el bien y el
mal, las cuales somos la mayoría.
Ahora,
la razón por la cual muchas personas consideran que están dentro del primer
grupo es porque tiene una visión sesgada, les hace falta autocrítica. Incluso,
a propósito, personas que son
consideradas santas, tuvieron su lado malvado.
Es
más, las personas no nos mantenemos inalterables, inmutables, sino que vamos
cambiando con el tiempo. Por ello hay buenos que se transformaron en malos,
malos que se transformaron en buenos (varios santos de las religiones). Pero seguimos
creyendo que los buenos no son corruptibles, ya que es difícil romper moldes
Era
necesario poner en contexto lo anterior para poder decir que, de hecho, si creo que una persona honesta puede
corromperse por ambición, tenemos el caso de médicos que dieron su aval para
que a niños se les aplicaran quimioterapias falsas, todo por unos bonos, por un
auto nuevo, por unas vacaciones, por un puesto mejor.
Asimismo,
sin duda que hay persona que se
corrompen al llegar al poder (hay quienes se resisten con actitud
estoica; los admiro), porque la sensación y los beneficios que da éste los
vuelve sus esclavos, los vuelve lame cazuelas, pronto se olvidan de sus convicciones
y comienzan a mostrar una parte de su personalidad que mantenían oculta.
Con
respecto a que si los hombres son más violentos que las mujeres, de hecho,
existen datos que apuntan a que este comportamiento, en la actualidad, es
mayormente ejercido por ellos. Hay que hacer notar que esta conducta tiene que
ver con factores culturales, educativos, del sistema, de autoconocimiento, y no
tanto por la testosterona. Y que, por cierto, se puede desaprender.
Creo
que el desarrollo de la estrategia, la fortaleza, la destreza, etc., no tiene
nada que ver con el sexo de la persona, sino con la dedicación, disciplina, el
esfuerzo que le dedique para perfeccionarla.
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