Para empezar, considero que los
mexicanos tenemos varias formas de expresarnos, las sacamos con diferentes
personas, por ejemplo, cuando hablo con mis hermanos tengo una forma bien
ñera/barrio de hablar, pero cuando estoy en un lugar “exterior” o con diferentes
personas me comunico “correctamente”, como aquí en el Aleph.
Ahora, con respecto a que animales
pondría en una historia, sin duda, elegiría a una pandilla de monos, ratas,
borregos y perros que hablarían de distintas cosas, los primeros, de retos estúpidos,
frases motivacionales facilonas y cosas sin sentido, las segundas, de como
desaparecer cuentas que no cuadran, a que sobrino poner a cargo, elegir chivos
expiatorios, que si hay que dar despensas, laminas, cemento, plomo, los
terceros, que si quieres cambiar a México cambia tú primero, que si no hay de
que preocuparse, que si al presidente no se le pega, que si todos los quejosos
son obradoristas, chairos, izquierdosos, revolucionarios trasnochados,
huevones, que no quieren que el país avance, los cuartos, que si es mi trabajo
reprimir, violar, torturar, desaparecer, callar bocas. Así pues, para
ejemplificar, la forma de hablar de los perros sería la siguiente:
Perro1:
No le hagas a la mamada, ¿cómo no vas a saber güey? ¿Cuántos eran mijo? Eh.
Haber Tío.
Tío:
No los vimos, estábamos trabajando aquí, abajo, y escuchamos, pensamos que se
estaban peleando, o que…
Perro2:
Si sabes hijo de tu pinche madre -golpea en las costillas al Tío-. ¿Cuántos eran
hijo de tu puta madre?
Tío.
Escuchamos que… - el perro2 vuelve a golpear, pero ahora en el rostro repetidas
ocasiones.
Tío:
Entonces en la ropa nos fuimos a esconder.
Perro3:
¿Cómo que en la pinche ropa? ¿Cuántos eran?
Tío:
Nosotros no vimos, estábamos trabajando allá abajo, se lo juro jefe.
Perro2
y 3: Ponchese o se lo carga la verga. Agúevo que si sabes.
Otro punto podría ser que fomentar
la obediencia entre hombres y animales, por cierto, crearía seres que actuarían
sin intelectualizar mucho, en cierta medida, manipulables, predecibles. Así
hombres y animales realizarían las tareas encomendadas por sus superiores o
amos, no haciendo distinción entre buenas y malas, justas e injustas, siempre
con los mantras de que es su trabajo, es lo normal, así son las cosas, tengo
que obedecer.
Ahora, considero que para que
funcione el organismo tan complejo llamado sociedad, todos debemos obedecer
ciertas normas, no obstante, siempre debemos guiarnos por los faros de la ética
y el criterio. Pues, de esta manera, seremos capaces de ver lo que hay detrás.
Con respecto al porqué las focas no
siguen a Kotick, tiene que ver con tres cuestiones, primera, las focas están
acostumbradas a aquel entorno, lo conocen de pe a pa, lo que les da el falso
halo de “seguridad”, segunda, minimizan y normalizan la caza de los jóvenes,
esto les permite, de alguna manera, hacer aceptable lo inaceptable, tercera, el
miedo e incertidumbre que produce lo desconocido, ante todo, las mantiene en el
mismo lugar.
Acerca de la relación que llevan
los animales y los hombres, de separación, tiene que ver con la
disgregación que hicieron los segundos,
esto al desarrollar un cerebro que les dio ventajas sobre los demás animales. Lo
anterior generó que los humanos se consideraran harina de otro costal, es
decir, ya no eran salvajes, bestias, primitivos, como los habitantes de la
selva, pues ahora podían crear, pensar, caminar erguidos. Incluso se inventaron
la historia de que a ellos los habían creado aparte, un diseño singular. Cuando
es más poético y hermoso ver que las personas estamos ligadas con todas las
especies de la Tierra. Conocer nuestro origen nos permite apreciarlo.
Si bien el autor pudo haber
iniciado la narración desde que Purun Dass era un asceta, no desde que era diplomático y
académico, la razón por lo que sucede esto, se debe a que trata de poner en
contexto la historia del mismo, pues fue a lo largo de su vida que adquirió los
conocimientos y habilidades que, además, le permitieron transformarse.
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