domingo, 21 de diciembre de 2014

Tercera Sesión de El Principito.



Todas las cosas en el universo están en constante cambio, nada se mantiene igual para siempre. Hasta aquello que nos parece colosal, sucumbe a la transformación, quedando solamente reducido a nada. Vida y muerte se mantienen entrelazadas, danzando una melodía, cada cual con su vestido de gala. Ambas se necesitan, porque de lo contrario, el equilibrio, frágil ya, se rompería. 

Es maravillosa la explicación que le da el zorro al Principito. Pues tiene su propia definición sobre la “domesticación” de los seres vivos, de la forma en que se crean los lazos afectivos. Y lejos de ser un proceso que busque la adaptación de unos por encima de otros, nos habla sobre la necesidad de compartir  y que nos compartan amor. El sentirse amado es tan esencial como respirar o beber agua. Y cuando éste falta, es como si estuvieras incompleto.

Los lazos afectivos que vamos creando las personas con otras, no surgen de la noche a la mañana. Pues se requiere de tiempo y dedicación  para ir descubriendo a cada mujer u hombre. Es precisamente esto, lo que nos va a permitir fortalecer los vínculos o destruirlos. Además, las relaciones humanas suelen ser más complejas, o se complican, porque se abusan de las palabras, en lugar de observar y de sentir. Ah, por cierto, parte de la vida consiste en dejar atrás relaciones afectivas, para dar paso a otras. Entonces descubrimos nuevas formas de amar, porque el amor muta con nosotros.

Hay personas con las que nos cruzamos en la vida, que, se convierten en amigas y maestras. Nos enseñan o nos recuerdan cosas. En ocasiones ellas no lo saben. Sin embargo, el haberlas conocido tiene un significado profundo, que altero nuestro mundo, mejorándolo. El principito se topo con una de ellas.  

Sí. Las personas dejamos de hacer cosas vitales por ahorrarnos un poco de tiempo. Esto se debe a que vivimos en una época, en donde el ritmo de vida es muy acelerado. En ocasiones nos faltan horas para terminar nuestras actividades, por varios factores: las horas laborales y su productividad, el tráfico, el tiempo de traslado, el cansancio y demás cosas; que hacen que al final del día, nos quede muy poco tiempo para hacer ejercicio, comida, educar, planchar, lavar, comer, dormir, socializar, divertirnos, relajarnos. Y, por consiguiente, le robamos un poco de tiempo a las cosas vitales.  

El Principito ha “domesticado” a su rosa y, por ello, ella ya es diferente  a las demás. Ella necesita de él y él de ella, porque ambos son únicos y se quieren.  Además, él le dedicó tiempo a su rosa, el cual creo lazos afectivos fuertes entre ambos. De ahí, entonces, que las rosas de la Tierra parezcan simples y vacías.


Lo que embellece a las cosas, las personas y los paisajes, no es lo que podemos ver de ellos, eso es solamente su cascara; lo que los embellece, es lo que hay en su interior, lo que nos han enseñado, el valor que nosotros les hemos dado. 
 
Hay comidas que pueden ser preparadas con los más sofisticados ingredientes, por personas altamente capacitadas y, que pueden ser realmente buenas. Sin embargo, no se pueden comparar a las comidas preparadas por alguien a quien quieres, porque éstas tienen circunstancias que le dan otro valor, ya que no solamente alimentan el cuerpo, sino que también alimentan nuestro ser.

El principito es un libro maravilloso, que me hizo reflexionar sobre distintas circunstancias por la que atravesamos las personas y, que de una forma u otra, cambian nuestra percepción sobre la vida. 

El libro hace referencia a la soledad por la que atraviesan hombres y mujeres, habiendo millones de personas en el mundo. Sin embargo, no es tan fácil encontrar a alguien con quien hablar de cosas en común, que entienda la manera en como ves al mundo y, que tú entiendas su manera de ver al mundo. 

Mientras lo leía, fue asombroso sentir como removía fibras sensibles que tenía guardadas. También fue bueno reencontrarme con recuerdos almacenados en mí memoria. Amigos y seres queridos que hace mucho tiempo no veo, pero que aún guardo pedacitos de ellos. Personas que conozco en el presente, a las cuales quiero y, que han permitido que conozca un poco de su mundo. Un poco de su tesoro.

Todas las cosas, personas, animales y paisajes que significan algo para nosotros, tienen un tesoro guardado. Esto es lo que hace que sean bellos. Tal y como lo dijo el zorro: “Lo esencial es invisible a los ojos”


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