Ahora
el mundo vuelve a vivir un momento de ilusión, un momento de renovación y de
esperanza. Pero yo ya estoy muy vieja, Leo. Demasiada vieja para un tiempo tan
joven. Hace mucho, hace mucho cuando estaba en mis años y en mi fuerza, yo
también desee cambiar al mundo. Pero ahora me conformo can cambiar a una
persona, a una sola persona. Es decir, con ayudarla a madurar y ser mejor.
Sin duda, hay
acontecimientos en nuestra vida que nos marcan para siempre. Aun cuando creemos
que los hemos superado, de repente surgen de los rincones más insospechados y
nos dejan un sabor amargo y triste. Me parece que esto le sucede a Dhuoda en
repetidas ocasiones. Esto se debe a los siguientes acontecimientos:
- El padre de Dhuoda murió unos meses antes de que ella naciera. Su hermanastro, el conde de Brisseur, decidió arrebatarle la parte de herencia que le tocaba a Dhuoda.
- Su hermanastro negoció la boda de Dhuoda, recién nacida, con Puño de Hierro, con quien quería hacer las paces. Dhuoda fue casada cuando apenas tenía un año con Beauville.
- Como la madre se negaba a separarse de Dhuoda, Pierre la encerró en una torre hasta su muerte.
- Una mañana en la que Pierre había roto la tregua con su enemigo, Puño de Hierro mato, sin más, a su aya y a las sirvientas. Pasó día y noche con los cadáveres que hasta entonces la habían cuidado. La sangre estaba presente en toda la habitación, como un manto, que le mostraba las atrocidades de las que eran capaces de llevar a cabo algunos hombres por cuestiones vicerales.
Durante muchos años, Dhuoda,
vivió en una soledad avasallante, que la carcomía lentamente. Sus únicas amigas
vivían en la imaginación. El miedo se
apoderaba de ella, al imaginar que Puño de Hierro vendría a matarla. Sin
embargo sobrevivió, pero el corazón se le endureció por el odio. Dentro del
cuerpo de Dhuoda, un corazón feroz reclamaba sangre, reclama venganza,
reclamaba expandir su odio.
Sí observamos como fue la vida
de Dhuoda, nos daremos cuenta que ella no tuvo el control de su vida desde
pequeña. Su vida estuvo marcada por diferentes decisiones que tomaron otras
personas, que poco a poco hicieron que su existencia fuera dura y solitaria.
Por ello, a ella le gusta tener el control de la situación, pues con ello se
siente segura. Y cuando no es así, podemos notar que se descompone, como cuando
Brodel la cuestiona y expone sus puntos de vista.
Cada vez más, Leola se
siente atraída por los hombres. Desea sentir el calor de sus manos, deleitar a
los sentidos con el roce de otro cuerpo. Ansía que la tomen entre sus brazos
hasta dejarla sin aliento. Hay una parte en su interior que desea delatarse.
Dejar de una buena vez la armadura, que
la hace aparentar ser un hombre, y vivir como realmente lo es, una mujer. Frecuentemente
se dice a sí misma que se rinda y
experimente el sexo, sin embargo, suele controlarse.
El viaje le deja grandes
experiencias a Leola. Ella descubre una gran cantidad de cosas que le asombran
y maravillan. También empieza ha descubrir una parte de la personalidad de
Dhuona que le inquieta. De regreso al castillo, se encuentran con una multitud
de campesinos, harapientos, con hambre, pobres, que le piden a Dhuona que los
ayude. Sin embargo, ella les dice que trabajen más duro, aun cuando trabajan
hasta el cansancio. Al clima no le importa si arruina las cosechas de los
pobres, si los va a dejar sin comida, o si los matará. Pero eso no lo entienden
las personas que viven a expensas de los demás, como Dhuona.
Desesperados porque apenas y
tenían para darles a sus hijos algo que comer, la multitud empezó a lanzar
piedras por todas partes. Inclusive intentaron bajar de su caballo a Leola, lo
que la molesto y enseguida respondió con su espada. No fue hasta que vio a
niños llorando junto a los cuerpos de sus madres, viejos intentando escapar,
campesinos que pedían clemencia, que entendió que el mundo de los nobles es
bello, pero es un mundo manchado de sangre. Así que decidieron partir sin rumbo
fijo.
Nyneve considera que cuando
los sabios necesitan protegerse con palabras que nadie más entiende, no aspiran
a la sabiduría, sino al poder, y a un poder que utilizan contra los demás
mortales. Además considera que los alquimistas son pretenciosos y estúpidos. Por
ello siente un rechazo hacia Gastón.
En una ocasión, Dhuoda,
también se disfraza de hombre, con una capucha negra. Ella lo hace por lo
siguiente:
Hay días, hay momentos en
los que la vida se te queda pequeña. ¿Nunca te ha pasado, mi querido Leo? El
tiempo se detiene y el aire que te rodea se convierte en una jaula estrecha y
asfixiante. Eres prisionera de tu cuerpo, pero dentro de ti hay algo grande y
libre, algo casi feroz que quiere salir.
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