Cuando los amos
blancos se enteraron que en Francia se habían declarado los Derechos Humanos
del Hombre, se enfurecieron, se mostraban molestos ante la idea de qué a los
negros se les considerara humanos. Ridiculizaban la idea de la igualdad entre
las razas, que proponían unos locos utopistas.
Los hombres que
tienen poder siempre le han temido a la igualdad entre los seres humanos,
porque si ésta se diera, los privilegios de unos pocos o muchos (dependiendo
del caso), se acabarían. Y eso les aterra. Por ello, hacen todo lo que
este a su alcance para justificar su
modo de actuar, descalifican aquello que les incomoda, silencian a las personas
si es posible.
Durante mucho tiempo
se pensó que había razas superiores y
razas inferiores, incluso algunas personas buscaban hechos científicos que
demostraran la veracidad de sus ideas. Pero nunca las encontraron, al
contrario, la ciencia demostró que todos los seres humanos somos descendientes
de un grupo pequeño de personas, que salieron de África con el objetivo de expandir
sus genes.
Los amos blancos
cometieron un número de atrocidades muy grande: violaban a las mujeres,
golpeaban a los hombres y mujeres, asesinaban a sus esclavos, no los
alimentaban bien, los mantenían cautivos. Sin embargo, ellos consideraban a sus
esclavos como salvajes, ¿no les parece una contradicción?
Pauilina Bonaparte
sobrevive al levantamiento de los esclavos y a la epidemia, porque supo cuando resguardarse
de los peligros en la Isla de la Tortuga.
Si bien, Paulina amaba a la isla en un principio, cambio de parecer después de que murió su esposo. Ahora el trópico le parecía
abominable, con sus buitres a la espera de los cadáveres, y la muerte rondando
sin descanso. Fue así, que sin pensarlo mucho, se embarcó presurosamente a bordo
del Swítshure, con rumbo a Paris. Buscaba dejar atrás el pasado y seguir hacia
adelante. Por el contrario, Monsieur Lenormand no supo dejar atrás el pasado,
es más ni siquiera supo cómo continuar. Esto ocasiono que Lenormand acabará sumido
en la miseria económica y espiritual.
Monsieur Lenormand
llegó a tiempo para impedir que Ti Noel y doce esclavos más fueran ejecutados a
machetazos. Eran las últimas posesiones que le quedaban después del
levantamiento de los esclavos y, entre todos valían seis mil quinientos pesos
españoles, que no se podía permitir desperdiciar, ya que no le quedaba nada
más. Fue así como decidió partir rumbo Cuba, en donde vendería a sus esclavos
en el mercado de La Habana.
En Cuba, Monsieur
Lenormand se deshizo de sus esclavos, ya fuera para jugarse el dinero en
cualquier garito, pagar sus cuentas, o llevarse a negras. El último en cambiar
de amo fue Ti Noel, quien paso a ser propiedad de un terrateniente santiaguero,
por un órdago de mus. Con su amo criollo
conoció una vida mejor que con los amos franceses. El terrateniente le daba un
aguinaldo cada año, y Ti Noel lo guardaba con esmero, para poder pagar la suma
que le exigiera el patrón de un barco pesquero para viajar en cubierta. En
aquel barco pesquero, Ti Noel huía de la esclavitud, con rumbo hacia la isla en
donde había nacido, una tierra en que la esclavitud había sido abolida para siempre,
o eso creía.
Una vez que Ti Noel
llegó a Haití, se dirigió hacia la antigua hacienda de Lenormand de Mezy. Al
llegar, se dio cuenta de que todo había sido destruido, ya sólo quedaban
escombros. Sin embargo, aquel paisaje lo hipnotizo, el ver destruida la
hacienda en donde muchos años había sido esclavo, era como sí por fin obtuviera
la libertad, como si por fin le hubieran quitado las cadenas.
Yo habría hecho lo
mismo que Ti Noel. Pues muchos de los lugares que han formado parte de
nosotros, los asociamos con recuerdos buenos y malos. Cada vez que visitamos un
lugar que es o que fue importante para nosotros, no solo observamos el lugar,
sino que revivimos los recuerdos, las historias, nuestro pasado. Y, en cierta
forma, es necesario enfrentarnos con hechos que marcaron el rumbo de nuestra
vida, pues al hacerlo nos liberamos de fantasmas que ya no necesitamos.
El estar en una
situación de poder con respecto a los otros, hace que las personas pierdan el
control, les hace creer que lo que hacen y piensan está justificado. En lugar
de buscar mejorar la calidad de los que un día fueran los esclavos de los
franceses, ahora ellos se aprovechan y los vuelven a esclavizar (si es que
fueron libres alguna vez).
El problema no está
en el color de la piel de los esclavistas, el problema está en la manera de
pensar de los humanos. En lugar de aprender de una experiencia atroz, como lo es
la esclavitud, ahora los esclavistas negros vuelven a repetir la misma
atrocidad, pero con más violencia, más deshumanización, más desprecio, más
miseria y más dolor. El mismo Ti Noel nos dice:
Había una infinita miseria en lo de verse apaleado por un
negro, tan negro como uno, tan belfudo y pelicrespo, tan ñariznato como uno:
tan igual, tan malnacido, tan marcado a hierro como uno. Además, en tiempos
pasados los colonos se cuidaban mucho de matar a sus esclavos, por que matar a
un esclavo era abrirse una gran herida en la escarcela. Mientras que aquí la
muerte de un negro nada costaba al tesoro público: habiendo negras que
parieran, nunca faltarían trabajadores para llevar ladrillos a la cima del
Gorro del Obispo.
:) ¡Me gusta!
ResponderEliminarSaludos Marco.