jueves, 6 de febrero de 2014

Círculo de lectura EAD. Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco.




En la etapa de la niñez se empieza a condicionar nuestro modo de “ver” la vida. Las personas adultas nos empiezan a transmitir como debemos de enfrentar ciertos problemas, a que equipo hay que apoyar, como debemos comportarnos, como debemos de vestirnos, etcétera. Los medios masivos de comunicación  también influyen en el proceso de formación de los niños y niñas, convirtiéndolos poco a poco en prototipos ya establecidos; en maquinas de consumo. 

En la niñez los humanos empezamos a interactuar con el medio que nos rodea, y éste influirá en nuestro desarrollo, como también lo harán los cambios físicos y psicológicos. Las experiencias que tengamos en esta etapa van marcar como nos desenvolvemos en un futuro, cuantas fobias desarrollamos, como nos desenvolvemos socialmente, cuantos vacíos tendremos, e incluso cuanto tiempo viviremos. Pero, ¿la infancia es destino? Tal vez para algunos si sea aplicable, pero para otros no. Pues hay personas que diariamente tratan de conocerse un poco más, y en el proceso tratan de hacer consiente lo inconsciente. Es entonces que se puede hablar de una conciencia, misma que nos permitirá construir la persona que en realidad somos y no la que nos han hecho creer que somos.

Al iniciar la etapa reproductiva en niños y niñas, el cerebro comienza a liberar un coctel de hormonas que harán que ocurran cambios tanto físicos como emocionales. Me parece que esta etapa marca el fin de la niñez.

Los mexicanos nos topamos y usamos una gran cantidad de palabras en inglés. En gran medida se debe a nuestra cercanía con Estados Unidos y la influencia que éste tiene sobre nuestro país. Pero también se debe a que el inglés es el idioma de la economía, la política, la cultura, la ciencia, la música y la industria cinematográfica. Desde hace 500 años el inglés se ha ido expandiendo poco a poco, hasta convertirse  en el idioma de la globalización.

Cada país tiene nombres de acuerdo a su idioma, por ejemplo en Francia están los nombres Isabelle, Amélie, Alphonse, Alexandre. En Afganistán podemos encontrar Gzifa, Hidi, Namir, Yasir, etcétera. En Japón podemos encontrar Hikari, Mizuki, Natzuki, etcétera. Las personas tendemos a asociar los nombres con ciertas características propias de cada país. Por ello, muchas personas consideran que el nombre de Kevin no va con las características fisiológicas de los mexicanos, lo cual me parece absurdo, ya que cada quien es libre de llamar a sus hijos como quiera (bueno hay algunas excepciones).

Las personas que deciden elegir algún nombre extranjero para sus hijos, o lo hacen por imitación, o por admiración, bueno eso creo. 

Había leído algo al respecto. La verdad es que soy muy escéptico con respecto al dichoso milagro. Pero no hay porque vivir en el pasado, pues con las reformas que ha impulsado el presidente, estoy seguro de que moveremos a México. ¡Bienvenidos saqueadores!





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