Con respecto a las diferencias que
se pudiesen presentar entre los fantasmas de diferentes nacionalidades, creo
que, sin suda, cada país le aporta a los seres sobrenaturales cierto contenido
histórico, cultural, idiosincrático. No obstante en el fondo comparten
similitudes. Es por ello que al imaginarme un fantasma y su método de asustar,
no lo percibo muy distinto a algún ente mexicano.
En
relación a los “cazafantasmas”, de hecho, nuestro país ha tenido varios
celebres en el mundo de lo sobrenatural, pero el que logro evocar en este
momento es el caso de Carlos Trejo, quien salto a la fama por su libro (“basado
en hechos reales”) Cañitas. Dicho personaje realizaba “investigaciones” de sucesos
que retaban el raciocinio de inicios del 2000.
Hoy,
por cierto, sus historias y sus supuestas evidencias sirven para reírse un buen
rato, como en el video que muestra una posible escoba de bruja.
Ahora
bien, si en algún momento se lograra demostrar que los fantasmas existen en
este plano espacio-tiempo que habitamos nosotros, creo que sería un parteaguas
importante en la historia y en la manera de concebir lo que nos rodea, la
realidad. Además de que abriría un campo muy grande de investigaciones, las
cuales nos permitirían entender un poco mejor el universo.
Y
para finalizar con temas que tienen que ver con lo sobrenatural, la verdad es
que no ha pasado por mi mente comunicarme con los espíritus, tipo prender
velas, formar un pentagrama, realizar un ritual.
Pues bien, lo que sucede con los
migrantes que llegan a un nuevo lugar en el que probablemente se establezcan
es, no sólo se llevan cosas materiales (si bien les va) sino que transportan con
ellos su cultura, su comida, códigos de conducta, recuerdos, ideas, etc. Esto
no sólo sucede con los mexicanos, de hecho, pasa con todo el mundo, como se
puede observar en la serie documental “Los que llegaron” de Canal Once. Además,
cada grupo de migrantes que se establece en un nuevo lugar no sólo se adapta a
su entorno, también crea una amalgama cultural.
Bueno, definitivamente, hay
historias de fantasmas que no dan miedo y esto se puede deber, uno, a que están
construidas intencionalmente así para con ello dar un mensaje más que para
asustar, dos, por una historia mal contada, burda, inverosímil.
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