Tanto Cristina como Krogstad
son dos balsas a la deriva, su vida ha ido cayendo poco a poco en un
abismo, en la inmensidad del mar, y no encuentran brújula que guie su
camino. Por ello aquellos dos seres decidieron juntar sus soledades para
darle un sentido a la vida, una razón por la cual seguir, un nuevo
comienzo. Krogstad,
por cierto, aferrándose a un viejo amor y a sus hijos, Cristina a una
nueva perspectiva, tiene por quien trabajar, por quien vivir, un hogar
que cuidar, una nueva vida.
La
razón por la cual Cristina le pide a Nora que le confiese su secreto a
su esposo, se debe a que la situación comienza a volverse insoportable
para la segunda, generando pensamientos de suicidio, desgaste emocional y
físico. Además, Cristina sabe que los problemas no desaparecen por
ignorarlos, por no hablarnos, sino que van creciendo hasta convertirse
en insoportables- bueno, supongo-. Por consiguiente, incita a su amiga a
enfrentar a su esposo de una buena vez, y de paso, arrancar el miedo
que se ha instalado en su ser.
Considero que tanto Helmer como Rank, a propósito, lo que buscan es una mujer que los alabe, que guarde silencio,
que necesite protección, una mujer a la que puedan moldear, un ser
manipulable, una muñeca de tamaño normal que adorne su vida, su casa.
Por el contrario, el amor exige que no se cosifique al otro, que no se
le posea como a una pertenencia, que se le escuche, que pueda opinar,
que sea libre de elegir, que sea una persona pensante y no un mero
adorno. Por consiguiente me atrevo a afirmar que ninguno la amo.
La relación de Nora y Helmer
se fracturó en su totalidad al saber éste el contenido de la famosa y
tan temida carta. Nora creía que su esposo entendería el porqué de su
actuar, pues, ante todo, lo hizo para salvar la vida de éste. No
obstante, Helmer
la acusa, por cierto, de ser una mujer perdida, de estar contaminada
por la inmoralidad de su padre, de ser mentirosa, criminal, indigna de
cuidar a los hijos, en fin, un ser de lo peor. Es entonces que Nora
decide expresar todo lo que venía guardando en su interior con respecto
al papel que le fue asignado y sobre su relación. Además, decide hacerse
cargo de sí, tomarse un tiempo sola para conocerse, priorizar otras
actividades, dejar a sus hijos y esposo. Lo anterior hace que Helmer trate de retenerla con toda clase de promesas, argumentos de la época, sensiblería; pero no lo logra.
Ahora,
debo decir que la reacción de Nora me pareció justa, ya que se hartó,
por fin, de seguir el papel que le fue asignado, se hartó de ser una
muñeca a la cual pueden moldear, se hartó de ser un adorno, y quiso
tomar el control de su vida.
Lo
que Nora quiere decir es que es una mentira que no haya nadie que este
dispuesto a sacrificar su honor por un ser amado, ya que muchas mujeres
lo han hecho, ella, por ejemplo, sacrifico su honor para salvarle la
vida, ya que decidió mentir (lastre de la virtud) para conseguir un
préstamo. Sin embargo la posición de poder de Helmer-hombre, por cierto, le impide ver lo anterior.
Casa de muñecas
Casa
de muñecas me pareció un libro que, en el fondo, profundiza y
cuestiona, sutilmente, los roles que se le han asignado a hombres y
mujeres, pero, sobre todo, a las mujeres.
Las
mujeres más que ser compañeras de vida, entes libres, para la sociedad
en la que se desarrolló la historia, a propósito, eran meros adornos,
muñecas de carne y hueso, sombras, que estaban para complacer al hombre,
servirle, escucharle, consentirle; estaban para seguir reproduciendo el
guion que se les asigno -mañosamente-.
En
su momento el texto que leímos causo desgarramiento de ropas – aún
causa-, ya que cuestionaba lo establecido por una sociedad conservadora y
mojigata. Pero aquel mundo se ha agrietado. Poco a poco los moldes de
aquellas muñecas han sido destruidos, o se intenta.
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