sábado, 10 de diciembre de 2016

La pata de mono



De acuerdo a la historia que leímos, un hombre muy santo quería demostrar que el destino gobierna la vida de los hombres y que nadie puede oponérsele impunemente; es decir, la enseñanza según mi punto de vista es que, el destino de los hombres está trazado desde que nacen, cual línea, cual cuerda, y que si se atreven a saltar, tomar atajos, lo alterarán de tal manera que crearán una reacción a determinada acción y, por cierto, parece que mala.  
Ahora, la verdad es que el concepto de “destino” choca con mi forma de pensar, de concebir mi realidad, pues me molesta la idea de que sólo sigo instrucciones, ordenes, cual borrego.  
  
Lo que nos dice que el padre e hijo jueguen ajedrez al inicio de la historia es, a todo esto, primero, que son personas racionales y, por tanto, que cuestionan las cosas, los acontecimientos, segundo, que miran con cierto escepticismo los sucesos mágicos . Asimismo, al leer lo que ocurre con la partida nos podemos percatar que para que alguien gane, de hecho, el otro tiene que perder (obtienen las doscientas libras pero pierden a su hijo). Por lo visto, en la historia se puede observar una especie de trueque: te concedo algo que quieres pero te quito algo que amas, ya que el equilibrio debe permanecer como ley inmutable. 
  
Considero que la razón por la cual el autor eligió una pata de mono como talismán, en el fondo, tiene que ver con el hecho de que en la India se considere a éste un animal sagrado, pues se piensa que es una representación del Dios Mono (Hánuman). De ahí que el autor se valiera de una parte de éste para otorgarle poderes mágicos. A propósito, nuestro personaje Morris -es quien se la da a el señor White- anduvo por esos lares, así que es plausible esta suposición.  
  
Se pueden entrever varias posturas del porqué el Sr. White aceptó el talismán aún sabiendo que traía la desgracia como segundo nombre; primero, considero que las personas nos enfocamos más en las cosas que no tenemos, me falta aquello, seria feliz con esto otro, y perdemos el enfoque en lo que si tenemos; segundo, en nuestra mente nos podemos imaginar teniendo mucho dinero, poder, y si lo puedes obtener de manera inmediata por medio de un talismán, -no por algo los mexicanos confían más en la fe, la magia, la suerte que en la ciencia; guiño, guiño- en dónde firmo; tercero, a los humanos nos gusta comprobar cómo funciona el mundo que nos rodea, las cosas, los fenómenos. Bueno, a unos.  
Ahora bien, creo que yo no hubiese aceptado la dichosa pata mágica, ya que, primero, no creo en la magia, segundo, soy escéptico y desconfiado, como cuando trataron de venderme frijoles saltarines que curaban todos los males. 
  
Las cosas que se repiten tres veces son: “Tres hombres pueden pedir tres deseos, Sus tres interlocutores lo miraron con avidez, Al tercer vaso, le brillaron los ojos y empezó a hablar, El hombre se detuvo tres veces en el portón, Golpearon tres veces la puerta, Son tres capítulos”. 
Ahora bien, no sé si para el escritor el número tres tuvo algún significado en especial, mágico, cabalístico, etc., sin embargo me atrevo a pensar que tiene que ver con la relación, en el fondo, de que todo tiene un inicio, un desarrollo y un final, como el mismo cuento que está dividido en tres capítulos. 
  
Me gustó el final de la historia porque permite que cada individuo construya su desenlace como mejor le parezca, lo imagine, por la experiencia. Además, de esta manera los lectores se vuelven una parte activa del cuento, ya que toman las ideas y las moldean de acuerdo a la construcción de su ser. Así, habrá quien crea que el que tocaba la puerta era el hijo transformado en muerto viviente – me incluyo-; habrá quien crea que el que tocaba la puerta era el viento; habrá quien crea que la que tocaba la puerta era la imaginación, etc. 
  
Nuestro cerebro está diseñado para recordar con más vivacidad las experiencias negativas, desagradables, malas, con el objetivo de que no las volvamos a repetir, que tengamos un estándar para ver las posibles implicaciones si se nos presenta algo similar. Por tanto, es comprensible la reacción del señor White pues, a propósito, sabia por experiencia que los deseos venían acompañados por una desgracia. Yo hubiera hecho lo mismo. 
  
La pata de mono 
  
La pata de mono es un cuento en donde podemos encontrar a dos realidades mezclándose, ya que, por un lado, tenemos a personajes desarrollándose en ambientes cotidianos, jugando ajedrez, charlando, moviéndose en un mundo al que conocemos, y, por el otro lado, tenemos sucesos paranormales, personajes que poseen dones asombrosos, talismanes mágicos. Y es que estos dos mundos confluyen en nosotros, pues a pesar de que nos consideramos personas razonables, inteligentes, evolucionadas, dentro de nuestro cerebro -el cual no ha cambiado, por cierto, durante miles de años- llevamos una parte primitiva, reptiliana, animista, la cual le da forma a lo que no comprendemos. Sólo la razón puede sacarnos de aquel valle pantanoso, pero cuesta ejercitarla. 
  

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