sábado, 15 de octubre de 2016

Primera sesión de Sir Gawain y el Caballero Verde



Pues bien, lo que muchas personas sabemos acerca del Rey Arturo y sus caballeros, básicamente, son generalidades que hemos adquirido al ver una película, un documental, algún escrito: que también se le conocía como Arturo de Bretaña, que era un arquetipo de personaje, figura en donde se mezcla verdad y ficción, por cierto, dando origen al mito. Por su parte, a los caballeros se les suelen atribuir características positivas, dignas.  

Ernst Robert Curtius explica que: 

El héroe es el tipo de humano ideal que desde el centro de su ser se proyecta hacia lo noble y hacia la realización de lo noble, esto es, hacia valores vitales “puros”, no técnicos, y cuya virtud fundamental es la nobleza del cuerpo y del alma. Esto determina la nobleza de su carácter. 

Ahora, digamos que lo anterior fue la máxima más importante para un caballero medieval, lo que lo definía, en cierta medida, bueno, pues creo que esa definición sigue aún vigente para muchos "caballeros" de esta época. Quizá algunas cosas hayan cambiado, pero la esencia se ha mantenido hasta la actualidad. 

La especie humana cuando presencia algo que no alcanza a comprender o que la sorprende de sobremanera, suele crear seres o sucesos que llenen esos huecos, pues, por una parte, nuestro cerebro nos pide una respuesta -aunque sea fantasiosa, muchas veces-, mientras que por el otro, nos sentimos incómodos con la ignorancia. Por ello, todas las culturas tiene seres mágicos. Por ejemplo, nuestro país tiene al Nahual, Ahuizotl, Llorona, Chaneque, Aluxes, entre otros. Asimismo, debo decir que me gustaría presenciar algo sobrenatural, ver uno de estos seres, pero hasta el momento no he visto a ninguno. 

Quizá la clave para entender por qué podemos leer la traducción de un texto de hace 600 años, y aún así entenderlo e identificarnos con él, por cierto, se deba, primero, a que nuestro cerebro no distingue entre ficción y realidad, segundo, a las llamadas neuronas espejo que posee el mismo; pues de acuerdo a recientes descubrimientos, a propósito, éstas nos permiten proyectarnos en el otro, tratar de comprenderlo. Después de todo, en el fondo, compartimos lo que nos hace humanos, el cerebro. 
  

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