martes, 15 de diciembre de 2015

Segunda Sesión de La invención de Morel



Desde el inicio del texto fui dándole forma al protagonista con una mescolanza de características que he ido acumulando de tanto ver imágenes y leído textos. No sé por qué extraña razón supuse que el personaje es o fue un escritor, que huye de la justicia por alguna publicación que incomodó a alguien. Desde entonces vaga por diferentes países sudamericanos, con la esperanza de que lo dejen de perseguir. Aunque también he pensado que huye de la falsedad con la que se cubre la sociedad, pues en su diario se deja ver algo del misántropo que lleva dentro (que llevamos dentro).

Hay cierto grado de anonimato en el personaje que nos va narrando los sucesos y los personajes y los paisajes. Hasta el momento no nos ha dicho su nombre, su pasado, su nacionalidad. Pero si tuviera que decir de dónde procede, sólo hay dos opciones: Uruguay o Argentina. Esto lo sé por la palabra usina, la que encontramos en el texto, cuya definición es la siguiente: 

Usina f. Galicismo por fábrica, especialmente la que produce gas  o electricidad, empleado frecuentemente en Uruguay y Argentina.
  
Conozco dos relatos que suceden en una isla, el primero es La isla de las voces de Stevenson, el segundo es El señor de las moscas de William Golding. Sin embargo, debo decir que, ambos textos no cuentan historias de hombres solos.

La historia adquiriría otro  matiz si el personaje hubiese sido un naufrago, pues éste, a diferencia del fugitivo, busca ser visto, encontrado por otras personas. Lo hemos visto en películas o series, o leído, lo primero que hacen es hacer una señal para que los rescaten desde un helicóptero o un barco. Mientras que nuestro personaje quiere mantenerse escondido, anónimo, alejarse de las otras personas. Aunque poco a poco se ha ido acercando a las proyecciones que pueblan la isla. Él mismo es una proyección de nuestro cerebro pero no lo sabe. 

La imagen que me he formado del narrador es, estatura 1,70cm, tez clara, algo tostada-rojiza, ojos cafés oscuros, edad entre los 30 y 40 años, cierto nivel cultural, pareciera que tiene estudios, por la forma en que se expresa.

Creo que la forma en la que la historia nos es contada, es así, para crear un halo de misterio en los sucesos y las personas. Uno se comienza a pregunta si todos son proyecciones de una maquina, algo así como una computadora, o si son alucinaciones producidas por la sal, alguna droga, toxina, o si todo se desarrolla en un universo paralelo, tan de moda, o si es la matrix. Finalmente uno se cuestiona sobre la inmortalidad, si realmente morimos o si permanecemos repitiéndonos y repitiéndonos. O, nos preguntamos ¿qué es la realidad? Quizá nosotros seamos proyecciones de algo que aún no comprendemos, una simulación.

Me parece que nuestro cerebro es una gran maquina de simulaciones y proyecciones que transforma las letras en imágenes, sonidos, olores, texturas, sensaciones, otra realidad. En ocasiones, incluso, nos parece tan real, que nos cuesta volver a la “realidad”.  

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