Antes de realizar algo, es
necesario comprender lo que hay alrededor de ese algo. Así, antes de poder
viajar en el tiempo y visitar las diferentes épocas, es necesario comprender que es el tiempo.
La mayoría de las personas
asumimos que vivimos en un mundo tridimensional, es decir, podemos ir a la
derecha, a la izquierda, arriba y abajo. Pero somos incapaces de visualizar una
dimensión superior, la cuarta, porque requiere un salto de la lógica que
nuestro cerebro no comprende. Lo cierto es que vivimos en un mundo
cuatridimensional, tres dimensiones de espacio y una de tiempo. Ahora, como el
tiempo es una dimensión más, en teoría, los viajes en el tiempo son factibles.
Es difícil imaginar cómo serán
los seres humanos dentro 800, 686 años. Me cuesta imaginar la forma de nuestros
predecesores. Tal vez, lo más lógico es imaginárselos
sin masa muscular, con grandes cabezas y comunicándose telepáticamente, ya que
han alcanzado un grado de inteligencia y tecnología superior, que no alcanzamos
a comprender. Sin embargo, la lógica también tiene fallas. Además, la visión
que construimos sobre el futuro está muy ligada con lo que podemos apreciar en
nuestra época, por tanto, no podemos ver el factor novedad. ¿Que novedades traerá
el futuro, que harán cambiar el curso de nuestra evolución? Quien sabe, porque
aún no existen, y por tanto, no las podemos visualizar.
Se dice que los dinosaurios
poblaron la Tierra durante unos 160 millones de años, tiempo que nos resulta difícil
de visualizar. Partiendo de esta cifra, no parece tan descabellado imaginar que
los humanos lograremos sobrevivir tanto tiempo. Ahora, tal vez no lo hagamos en
la tierra, pues el calentamiento global y lo que conlleva, nos plantea un
problema muy serio a futuro. No obstante, puede ser que para aquel entonces
hayamos descubierto una manera de dejar nuestro hogar, y nos lancemos a poblar
otros mundos, que en un universo tan grande, debe haber varios capaces de
sustentar la vida.
La inteligencia humana es
una creación maravillosa, pero es un error evolutivo. Es un error porque
ponemos en peligro a la gran diversidad de especies y al planeta. Mientras más
inteligentes llegamos a ser, más peligrosos somos para el entorno y los demás
seres vivos con inteligencia menos avanzada.
La inteligencia humana nos
aleja mucho con respecto a otras especies. Esto ha generado que nos alejemos de
la naturaleza, utilizándola como herramienta para satisfacer nuestros
intereses, muchas veces innecesarios. El abismo que hay entre nuestra
inteligencia con los demás animales nos hace sentir que somos especiales, los
elegidos de un dios (inexistente), y por ello creemos que tenemos derecho a
devastar al planeta.
Una vez que los seres
humanos hemos satisfecho nuestras necesidades básicas todo lo demás es
accesorio, es lujo y exceso. El desarrollo trae como consecuencia la
destrucción de recursos y hábitats de otros animales, aunque nos lo vendan como
sustentable.
El “equilibrio” que
alcanzaron burgueses y obreros no me parece ideal. Por un lado tenemos a los
obreros desterrados y obligados a vivir bajo tierra, en condiciones difíciles,
mientras que los burgueses se dedicaron al hedonismo. Esto generó que la especie humana se dividiera en dos,
Morlocks y Eloi. Pero con el paso del tiempo la relación opresor-oprimido
cambio. Y, los Morlocks, antes oprimidos, pasaron a ser los opresores.
Me parece que lo anterior es
una crítica hacia las personas que son las causantes de la desigualdad en la
sociedad. Son ellas las que quieren que las cosas no cambien, que sus
beneficios y poder se sigan incrementando. Quieren seguir teniendo mano de obra
barata para generar grandes ganancias. Estoy hablando del 1% de la población,
que en el 2016 acumulara la mitad de la riqueza global.
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