Hace tiempo que el coronel viene desarrollando una
enfermedad estomacal, las constantes fiebres que le dan por la noche son un
reflejo claro de ello, pero a pesar de esto, no acude al médico porque no tiene
dinero y se siente avergonzado de estar pidiendo favores. También he pensado
que los dolores son una mezcla de la enfermedad intestinal con el hambre, pues
en en una ocasión lo único que iban a desayunar era café, el coronel no menciono algún
otro alimento. Su alimentación durante varios años no ha sido muy buena, ya que
en la historia nos enteramos por las penurias que pasan el coronel y su esposa.
Nuestro estomago necesita alimento para digerirlo y posteriormente enviarlo a
todo el cuerpo en forma de nutrientes, si no tiene eso, poco a poco se va
desgastando por los ácidos corrosivos que libera, generando daños muy severos y
enfermedades.
Otra referencia a la vegetación para resaltar alguna característica
de los personajes es esta: Encontró a su esposa tratando de incorporarse en la
cama. El cuerpo estragado exhalaba un vaho de hierbas medicinales.
En la página uno se nos dice: en la novela El coronel no tiene quien le escriba hay
un germen de desmesura, concretamente en la que al tiempo se refiere (esa larga
espera del protagonista por su pensión siempre demorada). Más adelante nos
enteramos que el coronel fue un excombatiente revolucionario, veterano de la “última
guerra civil”, lleva muchos años esperando la ratificación oficial de su
pensión.
Posteriormente podemos encontrar este dialogo: Cuando el administrador de correos dijo: Nada para el
coronel. El coronel se sintió avergonzado. Por ello mintió y dijo: Ya no tengo
quien me escriba.
Al analizar estas partes de la historia, podemos
encontrar que el coronel espera una carta con la ratificación oficial de su pensión.
Aunque el coronel no nos diga directamente que espera,
intuimos que espera una carta por las acciones que tiene cada viernes. Siempre
está vigilando al administrador de correos, lo vigila hasta cuando se está
tomando un refresco. Además de ver en donde deposita cada una de las cartas. Es
obvio que el coronel espera una carta, si no ¿por qué está tan obsesionado con
el correo?
Sin duda El coronel no tiene quien le escriba es
una novela Kafkiana. En primer lugar
podemos encontrar circunstancias cargadas de complicaciones, como las múltiples
hambrunas que han tenido que aguantar el coronel, su esposa y el gallo. En
segundo lugar podemos encontrar el trámite burocrático de la ratificación oficial
de la pensión, que ya lleva varios años, y que ha sido infructuoso. En tercer
lugar podemos encontrar la angustia por la que pasan el coronel y su esposa
por estar sumidos en la miseria y no tener la certeza de que las cosas
cambiaran. Sin olvidar el absurdo de mantener viva la esperanza por algo que no sucedera.
En la página 9 nos enteramos que el coronel lleva 15
años esperando la carta que le brindara un mejor futuro.
La última fue la lancha del
correo. El coronel la vio atracar con la angustiosa desazón. En el techo,
amarrado a los tubos de vapor y protegido con tela encerada, descubrió el saco
de correo. Quince años de espera habían agudizado su intuición.
Cuando el coronel se dirigía a vender el reloj a la
casa de Álvaro, se encontró con los amigos de Agustín, quienes lo invitaron a
sentarse y platicar un rato. Cuando le preguntaron que a donde se dirigía, mintió
y les dijo que a componer el reloj con el alemán.
Está claro, que el coronel no vende el reloj porque
siente vergüenza que los demás se enteren por la situación financiera que
enfrenta. Pero dudo que los demás no la sepan.
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