domingo, 17 de febrero de 2019

Segunda sesión de En defensa de la envidia



En el texto (En defensa de la envidia) podemos encontrar a muy distintos personajes de la cultura, el arte, la política, el cine, el espectáculo, etc., como Pedro Armendáriz,  Porfirio Díaz, Marcel Proust, Lope de Vega, Cervantes,  Don Benito, Maximiliano y Carlota, Xavier Villaurrutia, Duchamp, Tongolele,  Aquiles Serdán, Pita Amor, García Lorca, Dolores del Rio, Chaplin, Ronald Reagan,  hay que resaltar, de los que reconocí.
Ahora, si bien en la lectura hay una gran cantidad de personajes que interactúan esporádicamente o circunstancialmente,  el hecho de no ubicarlos o conocerlos, por cierto, no impedirá que uno disfrute de la historia, pues se encuentran en un segundo plano de la idea central, no obstante si amplían la visión de lo que se trata de plasmar.
De hecho, a mí me cuesta mucho, en ocasiones, recordar los nombres de algunos personajes de los diferentes libros que he leído, pero la idea central, el núcleo, se queda enraizado en mi mente y puedo recurrir a él en cuestión de segundos.

La serie de historias, chismes si así se quiere ver, se pudieron reconstruir, cual retazos de tela, gracias a la correspondencia que Uriel Eduardo Alatriste lego a su sobrino, y que a su vez éste nos da a leer, a interpretar, a conocer.  Así pues, en primera instancia es el sobrino quien nos introduce en la lectura, después es el abuelo quien nos narra.

Una historia, una foto, un vídeo, una declaración, una opinión,  mientras más se aleje de la fuente original es más imprecisa,  ya que a medida que se aleja, cual imán que atrae metal, se le van sumando o quitando pequeñas cosas que la transforman. 

La verdad es que no había reparado en cómo la historia había representado a los hombres, hasta que leí la pregunta que toca tales asuntos, y quizá se deba a la percepción que me he formado actualmente, de ver y entender que hay cosas, comportamientos, que no son exclusivos de alguien en particular, sino que compartimos los humanos, como el gusto por el chisme.

En la obra, según he podido analizar, la envidia va acompañada del orgullo y la ira. Todo comienza cuando una persona con un exceso de estima hacia su persona, sus méritos, sus logros,  descubre que un simple mortal tiene algo  que por derecho propio él debería tener, pero no lo tiene, lo que lo llena de  un enfado capaz de destruir.

Con respecto a lo que se refiere Novo, podría ser que al salir en defensa de la envidia, trate de reconocer que  ésta es común entre nosotros, que los humanos somos seres falibles, con vicios, imperfectos, lejos de la omnipotencia y omnisciencia, aún en el ambiente que persigue lo más “elevado”.  


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