Lo que Oscar Wilde nos trata de decir con su frase: “El mundo es un escenario, pero
el reparto de la obra está mal hecho”; es que, muy seguramente, en el día a
día, en la cotidianeidad, en la vida, nos vamos a topar con situaciones buenas
y malas para las que no estábamos preparados, no estábamos capacitados, que
nunca imaginamos, pero que les tenemos que hacer frente.
Considerando que, de acuerdo a mis
observaciones, lecturas, análisis, experiencias, las personas tenemos defectos,
errores, manchas en el historial, por supuesto que es sospechosos cuando
alguien se trata de vender como intachable, como nuestro Lord. Si hasta las grandes mentes tienen cola que
les pisen, que si eran supremacistas, que si eran xenófobos, que si eran
pederastas, que si robaban los escritos, que si enamoraban a sus pacientes,
etc.
Ahora, el ahínco que pone Lord Arthur
en parecer perfecto en el circulo social en el que se mueve, tiene que ver con
que es una persona a la que le interesa de forma obsesiva lo que piensen y
digan los demás- perdonen mi psicología barata-; lo que le resta libertad, ya
que siempre debe de estar en modo “apariencia”, como muchos en los tiempos
líquidos.
Hay tres razones por las que el Lord decide
alejarse de la escena del crimen, primera, porque buscaba despejar su mente con
su hermano, una terapia ocupacional, digamos, segunda, porque la distancia
crearía una barrera protectora, le daría seguridad,
tercera, para tener una coartada.
El personaje principal de la historia
cree firmemente en el destino, cree que todo se encuentra ya escrito, y que en
dichos escritos se encuentra establecido que debe asesinar. Como el Lord no
piensa pasarse toda la vida esperando el “momento” lleno de miedo, angustia,
ansiedad, atormentándose, como los personajes del cuento El muro de Jean Paul
Sartre, pues decide precipitar las cosas, cumplir con la obligación impuesta
por Oscar Wilde, porque su felicidad no puede esperar.
La principal diferencia entre visiones
de lo sobrenatural, lady Windemere y Lord Arthur, se da en que la primera considera
que todo es un montaje, una mentira, que sirve para divertirse y obtener
dinero, mientras que Lord Arthur se lo toma como algo muy serio (le atribuye su
felicidad), algo que es inamovible, por lo que no permite que se burlen.
Pues bien, la consecuencia más notable
entre las diferentes visiones, a todo esto, es que el Lord le carga el
asesinato, a su amada, su felicidad, sus acciones, al destino, a algo superior,
al ser que escribió su historia.
El señor Podgers puede ser analizado de dos formas, por un lado, según mi visión, percepción de la realidad y de las cosas, sin duda que es un charlatán, ya que el futuro no es algo estático, una línea recta, algo establecido, sino que muta de acuerdo a las variables que confluyan, por el otro, que realmente haya podido ver el destino de ambos, porque la vida de las personas es una secuencia de sucesos que se repiten en un ciclo interminable, como algunos afirman, y que por eso se haya puesto pálido.
Considero que hay varias cuestiones por
la que el texto tiene tintes cómicos, primera, se debe a que el escritor lo
planteo de esta manera para que tanto él como nosotros nos burláramos de una
sociedad decadente, establecida en el yoísmo, segunda, por cómo nos presente
los personajes, con vicios, defectos, tercera, por las ideas absurdas que
llegan a decir los actores.
El crimen de Lord Arthur Saville
El texto que leímos en esta ocasión en
el círculo de lectura, queda claro que lo que buscaba el escritor era hacer una
crítica con humor de los vicios y defectos de la sociedad que le acontecía,
como muchos en nuestro tiempo.
Dentro de dicha crítica, vale la pena
decir, hay dos puntos que sobresalen. Primero, esa capacidad de algunas
personas de explotar el pensamiento mágico para explicar y justificar sucesos
que se dan en su vida. Si bien hay cosas que aun escapan a nuestra comprensión
o que requieren de un gran esfuerzo, vamos, tenemos a la razón. Segundo, el pensamiento muy arraigado, egoísta
del Lord, y de muchos de nosotros, de creer que es valido anteponer nuestras
necesidades a las de otros, sin importar lo que tengamos que hacer.
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