Lo
terrible de llevar una vida sencilla y ordinaria, en el fondo, radica en no
hacer cosas diferentes, que la sociedad no apruebe, que nos reten. Llevar una vida sencilla y
ordinaria nos vuelve seres predecibles. Si bien en nuestra vida necesitamos un
poco de rutina para calmar los síntomas que produce la incertidumbre, también
es cierto que necesitamos salir de ella, de vez en cuando, para sentirnos
“vivos”, retados, con mucha mayor
vitalidad. Y, nuestro personaje siempre está ansiando volver a la calma lo
antes posible, que los pequeños cambios se conviertan en rutina.
La
asignación de puestos y sueldos en la historia me parece deleznable, ya que
dichos puestos no cumplen ninguna función (son inútiles) que apoye a la
población, la cual, por cierto, paga. Y, aunque estemos hablando de 1880, la
situación sigue muy actual, por lo menos en nuestro país, en donde funcionarios
crean plazas a modo para sus familiares y, de hecho, les atribuyen sueldos
jugosos, bonos y prestaciones de ensueño, todo a costa de los impuestos de los
ciudadanos, claro, verdad.
Iván
Ilich se casó no porque estuviera enamorado, sino que lo hizo por dos razones:
primero, porque le producía placer casarse con semejante mujer (inteligente,
seductora, brillante), segundo, porque la alta sociedad veía con agrado tal
unión. Por lo contrario, ella si se casó porque estaba enamorada de él, como se
puede leer en la página 21.
Ahora
bien, en un inicio la relación marchaba bien, besos, caricias, felicidad,
alegría, parecía que se entendían, pero empezaron los reproches, la
irritabilidad, las exigencias, el mal humor, lo que origino que poco a poco se
distanciaran, por cierto, al año de relación. Con el paso del tiempo, vale la
pena decir, Iván prefería trabajar en el servicio a quedarse solo con su
esposa.
Asimismo,
da la impresión que la madre muestra más interés por relacionarse con sus
hijos, mientras que para Iván, de hecho, no es importante, ya que prefiere
estar fuera de su hogar el mayor tiempo posible.
La razón
por la qué Prascovia Feodorova suelta una frase en francés, a propósito,
repentinamente, siendo que el idioma oficial es el ruso, tiene que ver con que
el francés era el idioma predominante en la aristocracia rusa, y siendo que
ella pertenecía a una familia buena y noble –se consideraba aristócrata-, es
entendible que lo hablara.
Para una
persona con un trastorno obsesivo funcional, es muy importante controlar lo que
sucede en su hogar, en su trabajo, en un proyecto, porque es una manera de tomar
el control de su vida, inconscientemente. Se vuelve tan importante que las
cosas permanezcan en su lugar asignado que, de hecho, si alguien ensucia o
mueve alguna cosa, para empezar, es como una falta de respeto; lo que produce
irritación. O, puede ser que la razón por la que le molestaba las manchas en la
alfombra a Iván, tiene que ver con que le invirtió un buen de tiempo, y nada
más.
Es
importante para el autor hacer hincapié en la ocasión en la que nuestro
personaje se lastimo porque, muy seguramente, o quizá, fue allí en donde su
enfermedad se empezó a gestar. Porque hay casos en donde todo comienza con un
golpe al que no le dan mayor importancia, el cual genera una reacción lenta
pero letal.
Primero, Iván
vive el inicio de su enfermedad con enojo, irritación; segundo, comienza a ver esperanza
en los diferentes tratamientos médicos y homeopáticos; tercero, se empieza a
sentir triste y abatido porque intuye que va a morir.
Ahora,
los médicos tratan a Iván con la misma indiferencia con la que él trataba a las
personas que atendía en el servicio.
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